Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

martes, 24 de enero de 2012

TUCUMAN

CENSO
Una militante de la solidaridad en busca de sobrevivientes de la masacre
Fue secuestrada muy joven, sufrió el infierno de la tortura apenas con 19 años, pero logró sobrevivir al genocidio de la dictadura militar. Cuando la liberaron, a principios de los 80, Lilian Reynaga comenzó otra lucha para reinsertarse en la sociedad. Sin embargo, al igual que la mayoría de sus compañeros sobrevivientes, no lo ha conseguido plenamente. Los ex presos políticos sufren, además de las secuelas físicas y psicológicas que les dejó la tortura, el rechazo de la gente que los sigue considerando “delincuentes subversivos”.

Hoy trabaja como radióloga y a la vez continúa militando en política, porque no olvidó sus ideales. Sobre todo el de la solidaridad con las víctimas, con los escasos sobrevivientes y su compromiso con la reconstrucción de la memoria, en busca de justicia. Integra la Federación Nacional de Ex Presos Políticos y lleva adelante un censo, recorriendo en su modesto auto cada rincón de la provincia, para registrar a aquellos que fueron víctimas del terrorismo de Estado y que nunca fueron reconocidos ni ayudados a superar las secuelas.

“Desde que volvió la democracia, en 1983, los ex presos tratamos de reinsertarnos social y laboralmente. De reconstruirnos como personas. Nos ha llevado mucho tiempo, incluso en el ámbito familiar, porque nos quitaron todo: la familia, los bienes, la posibilidad de terminar una carrera. Y con toda esa mochila de lo que significa salir de una cárcel, fue terrible -explicó Reynaga-. A mí me costó. Yo he trabajado en la Juventud Peronista y fui detenida muy chica, a los 19 años. En 1982 volví a la misma zona donde vivía, a trabajar políticamente, a reabrir las unidades básicas. A los que volvimos no siempre nos recibían de la mejor manera. Nuestras familias también sufrieron la discriminación y el castigo moral de parte de la sociedad. Mi pobre vieja, que falleció en 2010, tuvo que irse del barrio Echeverría porque los vecinos la trataban con desprecio y la llamaban la madre de la subversiva. Se mudó a una casita en Villa Mariano Moreno, donde yo fui en 1981 a cumplir mi libertad vigilada en total aislamiento, amenazada y hostigada por los servicios”.
Actualmente la asociación de ex presos realiza un censo de gente que estuvo en la misma condición durante la dictadura.
-Sí. Estuvimos durante meses recorriendo pueblitos del sur de la provincia. Hemos encontrado a testigos potenciales de hechos que seguramente desconocemos todavía. En Santa Lucía, por ejemplo, hay testigos oculares de fosas comunes. Tratamos de convencerlos de la necesidad de dar a conocer estos hechos. Les damos todas las garantías que tienen a través de los programas nacionales de protección y de acompañamiento de los testigos. Hay un cuerpo de psicólogos que está trabajando con nosotros. Avanzamos sabiendo que hay sectores que se oponen a la revisión de los crímenes de lesa humanidad. Nosotros somos las pruebas vivientes del genocidio y la información que podemos proporcionar no la puede dar otra persona. Esta es otra forma de contribución y de entrega que tenemos como militantes del campo popular. Hoy, gracias a las políticas de derechos humanos que ha puesto en marcha el Gobierno, los ex presos podemos cumplir esta misión, que hace 20 años hubiera sido imposible. Así como hubo tantos compañeros que dieron la vida, nosotros estuvimos en la cárcel y ahora podemos contribuir de esta manera.
¿Donde estuvo detenida usted, fue víctima de torturas?
-Yo fui una de las 24 mujeres que estuvimos en la cárcel de Villa Urquiza. Hay una causa que va a ser elevada a juicio, posiblemente este año. Las mujeres la pasábamos muy mal en la cárcel, porque estábamos en manos de las patotas que actuaban entonces al servicio del Estado. Yo he sido violada, en la tortura, con lo que llamaban el "coito eléctrico". Con la picana. A mí me destrozaron, me quemaron. Además de torturarme sicológicamente diciendo que no iba a poder tener hijos. No es fácil hablar de esto, pero lo hago porque ayuda a sanar esas heridas internas. Hoy los organismos de derechos humanos han logrado que la Justicia diferencie ese abuso sexual como un acto aberrante dentro de la tortura, que es motivo de un juicio aparte para los genocidas. Lo sufrimos las mujeres y también algunos hombres. Villa Urquiza fue un campo de concentración "legalizado", donde se practicaron los mismos tratos inhumanos que en los centros clandestinos. Además de torturarnos, nos sometían a simulacros de fusilamiento, e incluso mataron a algunos compañeros. Entre las mujeres, había esclavas sexuales. Por eso Villa Urquiza es una megacausa que se sigue investigando.
¿En Tucumán la represión tuvo características especiales con respecto a otras provincias?
-A diferencia de otras provincias, Tucumán tiene una ínfima cantidad de sobrevivientes -450- en relación con la cantidad de desaparecidos, que fueron unos 3.000. En Santa Fe, en cambio, hay más de 1.200 sobrevivientes y unos 300 desaparecidos. Para colmo, aquí hubo muchos compañeros que murieron al poco tiempo de ser liberados porque habían salido en muy malas condiciones. Algunos todavía se encuentran en estado de mendicidad. Muchos murieron en esas condiciones, en estado de total abandono, cayeron en el alcoholismo o se suicidaron. Los sobrevivientes padecen problemas cardiacos o renales, hipertensión, y otros males que provienen de la cárcel, de la tortura, y de la vida de privaciones que llevaron después. Hace poco se nos murió de un paro cardiaco un compañero, en Famaillá, que estuvo detenido dos años en bases militares. No fue reconocido como preso político, e incluso fue cesanteado de la Municipalidad de Famaillá. Tenía 56 años. En esa misma situación hay alrededor de 35 compañeros en la zona. Viven de changas, sin acceso a la salud, y en viviendas de familiares que los pudieron albergar. La gran mayoría de los detenidos y desaparecidos de Tucumán provienen de sectores campesinos y obreros, de una provincia que ha padecido la pobreza estructural.

FRASE DESTACADA:
“Fuimos luchadores populares. Creímos que era necesario un país mejor. Ideales coincidentes con lo que hoy está viviendo la Argentina. Muchas de nuestras banderas han sido recogidas hoy por el Gobierno nacional. Nos sentimos identificados porque peleábamos por todo eso”.


Publicado el: 20/01/2012 – Primera Fuente -Tucumán

sábado, 21 de enero de 2012

INVITACION RECIBIDA

HOLA TODOS!
Este sábado 21 de enero a partir de las 18 hs los invitamos a participar de la primera jornada
QUE TE QUIERO VERDE "Un encuentro en el río"
ciclo organizado por jóvenes del Puerto Reconquista en el marco del Día Internacional de los Humedales.

La invitación es en el Club Caza y Pesca (Puerto Reconquista) y habrá:
• Caminatas guiadas
• Feria de artesanos
• Proyecciones
• Comidas típicas
• Música en vivo con CHAYA MOLINA y MAJU VEGA
La entrada y el cruce en balsa son gratuitos.
Colectivo desde la Terminal: 18.30 hs / $3.00.-

Los esperamos a todos para disfrutar de la tarde, la música y el verde!
Saludos!

jueves, 19 de enero de 2012

Juicios

LOS PROCESOS ORALES POR VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS QUE YA TIENEN FECHA DE INICIO

Los once juicios que empiezan en 2012


Está previsto el comienzo de juicios orales por delitos de lesa humanidad en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Neuquén, Tucumán, La Rioja, Entre Ríos, Chubut y Capital. Videla, Bessone y Menéndez, entre los acusados. Se destaca el proceso por la Masacre de Trelew.
(…)
Santa Fe. El 22 de marzo, en tanto, comenzará en Santa Fe el juicio contra el ex policía Juan José Luis Gil, imputado por amenazas y coacciones contra funcionarios judiciales, víctimas y querellantes que intervinieron en una causa por crímenes contra los derechos humanos que se tramita ante el Juzgado Federal de Reconquista. Gil es un ex integrante de la guardia rural Los Pumas de la policía santafesina durante la represión.
(…)
(“Página 12”, 17/1/12)

martes, 17 de enero de 2012

Goya: IN MEMORIAM

ANIVERSARIO:
SERGIO WALTER “GRINGO” TOMASELLA, EX DIRIGENTE DE LAS LIGAS AGRARIAS.
La Asociación ME.DE.H.S.(MEMORIA DERECHOS HUMANOS Y SOLIDARIDAD) de Goya, rinde un homenaje por este medio a la memoria de Sergio Walter “Gringo” Tomasella en el 12º Aniversario de su fallecimiento ocurrido a los 61 años el 09 de enero del año 2000. El compañero Sergio “Gringo” Tomasella como lo llamábamos fue uno de los principales dirigentes de las Ligas Agrarias de la provincia de Corrientes, que abarcaba la zona tabacalera de Goya y departamentos vecinos como Perugorría, Lavalle. Fue Delegado del Paraje Palmitas Secretario General de las mismas en 1973. Sufrió la cárcel, la tortura y el exilio pero no abdicó de sus convicciones. Su vida fue un ejemplo de coherencia y humildad. Según una crónica de la época: “…cuando subió al estrado a denunciar la tortura que él, su mujer y amigos, sufrieron a manos de la junta militar, no quiso decir el nombre de los soldados que lo torturaron. Prefirió dar los nombres de las empresas nacionales y extranjeras que se beneficiaron de todo eso que la junta trajo consigo: mencionó a Ford Motors, a Philip Morris, a Monsanto. Es la estructura lo que debemos cambiar, dijo, eso es lo que he venido a denunciar, y eso es todo…” Hoy lo recordamos y reivindicamos su lucha por la dignidad de los campesinos y el pueblo y saludamos a su esposa y compañera, Anita Olivo y a sus hijos. Y decimos SERGIO TOMASELLA ¡PRESENTE! ¡AHORA Y SIEMPRE!
Goya, Corrientes, 09 de enero de 2012
COMISIÓN DIRECTIVA DE ME.DE.H.S. GOYA

lunes, 16 de enero de 2012

TESTIMONIO

Trabajó en Fortín Olmos…
Jorge Irarzusta, regreso del exilio para declarar
    El médico Jorge Eugenio Oscar Irazusta, detenido en el 75 en Santa Rosa y exiliado desde la fecha, declaró el pasado lunes 9 de enero en el Juzgado Federal de Santa Rosa, en el marco de la investigación de los crímenes de la dictadura militar en La Pampa, en la denominada causa de la Subzona 1.4 II. Irazusta tiene 68 años y fue uno de los médicos que integraron el Servicio Provincial de Salud en La Pampa durante los años 70 y cayó preso todavía en tiempo del gobierno constitucional. Estuvo detenido en la Colonia Penal del 13 al 21 de noviembre de ese año. El 23 de marzo de 1976, un día antes del golpe, se exilió en Canadá, dónde aún reside. 
    El Juzgado le tomó declaración a pesar de la feria judicial porque en diciembre se había comunicado con la Fiscalía, manifestando que tenía previsto un viaje y entre el 6 y el 9 de enero estaría disponible para dar su testimonio. El pasado lunes por la mañana declaró en el juzgado de la Avenida Roca, según confirmaron a El Diario fuentes tribunalicias . No estaba aún en la nómina de testigos citados, justamente porque no reside en el país y, junto a otros casos, se analizaba que declarasen por teleconferencia o vía diplomática. El viaje al país y el interés de Irazusta en aportar a la causa, desembocaron en la declaración en el tribunal del juez Pedro Zabala. Es el primer testimonio judicial que ofrece, ya que en las investigaciones anteriores se consideraron los casos de desaparecidos y detenidos con posterioridad al 24 de marzo del ‘76. Varios de los represores pampeanos condenados en el primer juicio habrían participado de su detención. “Lo esperábamos” Una hermana del médico fue desaparecida por los represores en Córdoba. En agosto de 2010, Irazusta ya había viajado junto a su esposa Cecilia Cornejo para asistir al juicio contra el dictador Jorge Rafael Videla en Córdoba. Su hermana, María Eugenia Irazusta, fue torturada y asesinada en la jefatura de Policía de esa capital. Durante su visita a Córdoba, Irazusta fue entrevistado por la página web Prensared. “Que haya juicios es lo más maravilloso que ocurre. Algún día tenía que salir todo este pus afuera y no como dice la Iglesia de que haya amnistía. Eso no soluciona nada, es como decir que acá no ha pasado nada. Acá pasó y mucho y los que no sobrevivieron y los 30 mil que no supimos que infierno tuvieron, dijo en esa oportunidad. “Hacía años que lo esperábamos. No solo militares y policías lo hicieron. El clero, la justicia, los empresarios y otros sectores de poder también participaron. Nada hubiera sido posible si no hubiera habido un interés además de político, económico. No habrá país si esto no sucede. No se puede perdonar a quien no pide perdón”, expresó. Opción por los pobres 
    El caso de Irazusta aparece en el libro “Informe 14”, de Norberto Asquini y Pinky Pumilla, junto al resto de los médicos de ese servicio, que se había formado durante el gobierno de José Aquiles Regazzoli y fue desmantelado por la represión. A comienzos de los 70, Jorge ya era médico y su esposa asistente social. Luego de casarse, emprendieron juntos un camino de militancia social que los llevó sucesivamente a Chancaní; al norte de Santa Fe (Fortín Olmos) y por último a La Pampa. “Nunca participamos en un movimiento político como tal pero tuvimos mucha militancia social. Con Cecilia nos conocimos en los Campamentos Universitarios de Trabajo que nacieron en Mendoza con el cura (José María) Llorens en la época en que una parte de la Iglesia tomó el compromiso con los pobres, este cura jesuita fue el primero en irse a vivir en un barrio con los pobres”, contó en Prensared. Con esa idea, se fueron a vivir a Chancaní (Córdoba), y luego a la zona boscosa de La Forestal argentina. 
 “En esos territorios vivimos y muy asociados a los hermanitos de la Fraternidad Foucauld, comunidad en la que se encontraba el cura irlandés Patrick Rice, gran defensor de los derechos humanos que fue secuestrado y luego preso. Tuvo que irse a Europa pero regresó en 1984. Todos los curas de la cuña boscosa estaban comprometidos con la Teología de la Liberación, muchos fallecieron, otros terminaron en la cárcel y tantos compañeros que trabajamos juntos y muy cercanos con las ligas agrarias y con la organización sindical de los hacheros que por primera vez en la vida vieron un salario familiar porque se lo quedaban los patrones porque no sabían escribir”, afirmó en la página mediterránea. Recordó que durante ese trabajo bajo la consigna “no se firma si no se lee” en 1971 los hacheros recibieron su primer sueldo y ellos participaron de ese hecho. Y que junto a otros compañeros pusieron en marcha un plan de salud que permitió bajar los índices de mortalidad materna con el apoyo de la comunidad y del gobierno de Santa Fe. En esa época había una Guardia Rural que controlaba toda la zona, los “Pumas”, que los vigilaban permanentemente y tuvieron que irse. Irazusta integró el equipo de profesionales que acompañaron al Dr. Rubén D'Urbano en su trabajo sanitarista en esa zona del norte santafesino, con epicentro en Fortín Olmos y el Paraje Km 29. D'Urbano también se exilió en Canadá y falleció en aquel país
"Una locura de Camps"
    Recalaron entonces en La Pampa. Irazusta ingresó al Servicio Provincial de Salud (SPS), y llegó a ser director de Atención Médica del Hospital Lucio Molas. El 13 de noviembre de 1975, cuando se firmó el decreto que autorizó al Ejército a combatir a la llamada “subversión” y las policías provinciales fueron puestas bajo jurisdicción militar, Irazusta resultó preso y puesto a disposición a del Poder Ejecutivo Nacional. El equipo de salud que lo acompañaba terminó encarcelado en la Unidad Penal 4. “Ahí el director nos reunió y nos dijo que mientras estemos a su cuidado no sufriríamos torturas”, relató. 
    Hacia fines de 1974, la pareja recibió una amenaza de la Triple A y les pusieron una custodia policial que los acompañaba al trabajo. “Nos detienen en noviembre acusados de estar preparando un equipo de salud para la guerra que se venía. Una locura de (Ramón) Camps ( jefe de la Subzona 14 hasta diciembre de 1975)”, consignó. En esa oportunidad, reveló que por intervención directa de Albano Harguindeguy y por pedido del padre de Cecilia, un coronel retirado, lo liberaron con la condición de quedar bajo tutela de su suegro. Cuando Irazusta se fue del país, su mujer, Cecilia, permaneció en Salta, su provincia de origen, con sus cuatro hijos. Regresó a Córdoba con sus suegros antes de partir hacia Canadá. Allí también se encontraba su cuñada, hasta que la joven desapareció. Poco después apareció muerta, fusilada en un intento de fuga fraguado por la policía cordobesa. Tenía 28 años y tenía ideas de izquierda.