diferencias
hace ya tiempo, demasiado tiempo, sectores de la izquierda y el progresismo territorial suponen estar disputando un espacio conformado por una suerte de electorado que presumen les es simpatizante. Esos presuntos simpatizantes están allí, dispersos y huérfanos, digamos un par de miles, nunca mas que ahora al alcance de la garra
esperando unos dirigentes de nuevo tipo en condiciones de enseñarles, de hacerles saber y entender, de unificarlos y conducirlos
hacia un horizonte que, cuando menos, les proporcione la oportunidad, las estrategias, las formas, las metodologías, los gestos, el programa, que les libre de ese kirchnerismo, expresión de los grupos concentrados, retaguardia de los privilegios del imperialismo, entreguista, conformado por cipayos, reaccionarios y corruptos
y por unos tres o cuatro, y otros cuatro o cinco, sindicalistas, ingenuos de los derechos humanos, con los que ellos, afirman, comparten, en ocasiones puntuales, manifestaciones callejeras
todo muy enternecedor, todo tan desprendido, todo tan carente de recursos, todo tan oprimido por el implacable autoritarismo kirchnerista, que ciertamente, su misión puede asimilarse a una santa cruzada, la primera del XXI, venida al territorio, nunca más que ahora culo del mundo, para limpiarlo de toda mierda
y hace ya tiempo ese sector de la izquierda y progresismo viene azuzando a una militancia que entiende que el kirchnerismo es, con todas sus carencias y debilidades, una opción política viable y representativa del campo nacional y popular
lo hace con esa con esa acartonada ampulosidad ridícula a la que deben necesariamente recurrir los pocos que quieren decir por todos
oportunistas, antes aplaudían, a rabiar, primeros que ninguno, la gesta de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, del mismo modo que ahora se guardan de mencionar su pública y manifiesta adhesión al Gobierno nacional. De izquierda tal vez sean, lo claro es que no son tontos como para ponerlas en la bolsa arpillera sin forma ni fondo de su crítica. Allí se paran, allí comienzan a mirar el techo. No van a pasar la raya de las esfinges implacables que son el soporte ético del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como lo fueran de su compañero
Recién llegados a la disputa política de la negra y abrumadora calle, aún no aprendieron que la representación de masas no se dirime con discursos, menos aún esgrimiendo el arruinado índice para señalar quienes están donde y cuándo. Para eso, niños, está la policía
hablaré por los que me son cercanos, por la Asociación Norte Amplio por los Derechos Humanos: no tenemos el menor interés ni en compartir ni en disputar espacios ni protagonismos, menos aún en diferenciarnos. Ya somos diferentes, un cuerpo sólido, compacto, con experiencia política, y cuando salimos vamos exactamente donde queremos, juntos. Somos eficaces en primer lugar porque reconocemos nuestras debilidades. Luego porque privilegiamos la organización y la construcción política sobre la base del respeto al pueblo y los compañeros. Hacemos lo que decimos, ni más ni menos
ustedes no nos preocupan ni nos interesan, pero en virtud que suponen decirnos algo, nos entendemos con derecho a decirles y recomendarles algo:
en primer lugar, y objetivamente, vuestras ínfulas discursivas ni cercanamente están a la altura de vuestra concreta representación de masas. La dinámica política y las propias masas dirán si estamos próximos o lejos
en segundo lugar y hasta que algo nuevo ocurra, una terapia de grupo les sería beneficiosa, para medir las fuerzas con las que concretamente cuentan: antes que cacarear contra los acuerdos del Gobierno con Vicentín SA, antes de aburrir con sus infantiles lecciones de ecología de las que sabemos antes y más que ustedes, antes de acudir como conquistadores de nuevo tipo a tomar por asalto la tradición indígena para llevársela al propio molino como botín de guerra, antes de insinuar representar la voz del campesinado empobrecido, concreten una movilización a las puertas de la fábrica
allí se verá cuánto, más allá de los discursos, pesan
o tal vez prefieran seguir en lo suyo, dilapidando energías en esa suerte de acumulación espectral
que por pereza debe insistir una y otra vez en la metodología del codazo y la rapiña, dirigida siempre contra los compañeros, sus espacios, su militancia, sus convicciones, su historia
la metodología expone, por la deslumbrante ranura, la radical impotencia para ir al punto donde las papas queman. La impotencia es buena consejera, y ese cortejo que algo ya denuncia de enclenque, funerario y póstumo, previamente despojado, sigue su pendiente
el poder hacia dónde ella sueña, magnífica, dirigir sus dardos, sencillamente la desconoce
nadie confía en ella, nadie le teme
presuntuosa e impotente, herida de muerte, es devorada por el calcinante polvo
por el viento Norte
Carlos Echegoy