El Doctorcito
Me
detuvieron. No me gustó nada. De un momento a otro de ciudadano transeúnte y
común, con derecho a estar, transitar, etc. libremente por su país, pasé a un
estrecho calabozo, oscuro y sucio
Un
par de horas después me llevaron a una oficina. Había un oficial sumariante y
un agente.
Tenemos
una denuncia contra usted, amigo
Contra
mí?
Contra
usted, y no es por robar gallinas, le anticipo
Pero
si yo no robé nada, señor, contesté
La
va a hacer difícil éste, dijo el agente
Tranquilo,
dejalo que piense, dijo el oficial sumariante
Gallinas
no robé, eso es seguro pensé, qué pude haber robado?
Porqué
no me da una pista, señor? se me ocurrió decir
Se
hace el pícaro dijo el agente
El
oficial dijo, esperá, tenemos tiempo
Conoces
a un tal…
No,
señor
Querés
verlo? Traelo le dijo al agente
Lo
trajeron
No
te asustes, dijo el agente, tuvo un accidente. Es éste? Le preguntaron
Sí,
es
Llevalo
nomás
Escuchaste,
no?
Mire,
señor, si usted me refiere en qué consiste ese latrocinio del que se me presume
partícipe, podríamos ahorrarnos tiempo todos y consecuencias no queridas por
nadie, a partir de un evento del que no tengo la menor idea
Un
intelectual dijo el agente, un doctorcito
Bueno,
el regreso al calabozo fue un poco perturbador, realmente. Pero era otro
calabozo. El “accidentado” estaba recostado en un colchón; habló después que se
retiraron los agentes
Perdoname
dijo, me estaban matando éstos
Y
qué robaste?
Motos,
robo motos. Charlamos un par de horas
Se
abrió la puerta del calabozo y me llevaron a la misma oficina
Bueno,
doctorcito dijo el agente, vas a hablar?
Sí,
le dije. Robé esas motos. Fue rápido a partir de allí, el oficial sumariante
escribía y el agente bostezaba en una silla. Un mes después salí en libertad
Así
comencé mi larga carrera de delincuente. De las motos pasé a los autos de los
autos a los bancos y aquí estoy, en esta residencia que no es la mejor de todas
pero tampoco menos que ninguna. Qué me costó, nada. Una confusión, un par de
policías duros y una paliza. Todavía me llaman el Doctorcito, ahora con
mayúsculas, en los barrios, en el centro, en las comisarías
Me
consultaron si estaría dispuesto a invertir en la compra de tierras. No, les
dije, la polvareda y la bosta no son para mí. Lo que el campo te da en dinero
te lo quita en delicadeza y modales, fíjense sino en esos autoconvocados
Yo
soy el Doctorcito, lo que tengo en la cabeza es algo pulcro, aséptico diría.
Alta tecnología, nada de aceite y grasa, señores, menos de olor a cuero
Ah,
y no me olvido de los amigos, el accidentado prefirió una cadena de
concesionarias. Ahora va de reunión en reunión de empresarios exigiendo se
solucione la cuestión de la inseguridad. Cuando nos cruzamos le digo, che,
fijate lo que son las cosas, ahora las motos te las roban a vos. Mucho no le
gusta. Su sentido del humor es pésimo.
Carlos Echegoy