REY DE REYES
A Ernesto CHE Guevara
RESPLANDOR DE LOS TIGRES
Me llevase a cielo abierto
un fulgor dorado una sola calavera sola
entre todos los jardines me matara
la impiedad junto a las grandes dalias
feroces, caminantes
jardines de crueldad
jardines de muerte con hojas amarillas
jardines de fuego
me llevase misteriosamente un ave
entre todas misteriosa
un plumaje encendido entre palabras
de amor
de locura y de muerte
una canción me llevase, un tigre
de obstinada belleza, intacta, fúnebre
un gesto soberbio, una blasfemia augusta
un no solemne un sí irrevocable
una razón cualquiera por la que un hombre
deba morir
JÚBILO Y FUEGO
De esta cólera
del camino sangriento de la garra
de un dios del mediodía de su afilada
ternura de su soberbia sombra
roja
del valiente amor
de un guerrero a la medida de un vasto
desierto de horror
y de silencio
escucha el crujido de su alada
y deslumbrante forma
la secreta música del dolor
en carne propia
la magnífica palabra la arrogancia la locura
la dicha la inteligencia la alegría
humanas
un futuro de júbilo y de fuego
una promesa
una verdadera promesa
INTERIORES DORADOS
Teje en los labios
una prematura bestia
un pulso de gloria que golpee
en los llameantes bordes
de la carne como una campana
de oro
tendido en el terroso mar del alba
desnudo como nunca estuvo
animal alguno en la afilada proa
de ese instante poderoso
del nacimiento y la muerte
otra vez creado e inerme
cada hueso tuyo nuevamente trabajado
en la rosa de los abismos
encendidos
un hombre en verdad irrepetible
un dios hecho a imagen
y semejanza de su desafío
y su victoria
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
Cuando
entre los fuegos del día
y el mosto negro y profundo
de la noche calva y sangrienta
cabalmente entre la espada
y la pared de púas soberanas
renueves a la luz del primer
relámpago dorado la pregunta
y en la cabeza bruñida de un viejo
y enmohecido bronce se estremezca en mí
dos veces el ave de la soledad
y la razón
cuando al fin abriendo
los flancos de mi torturado
corazón me dejes escuchar
tu alada verdad
victoriosa para siempre y siempre
de la sombría lengua de ese desierto
de bífidas cizañas
inocente hermano mío
hasta el fin de los días precoces
y altos bajo una lluvia de relámpagos
vive en mí otra vez esa inocencia
de rojo felino y asesino de serpientes