LAS MUJERES QUE NO
CALLAN
El religioso católico Néstor Monzón fue condenado hoy a 16 años de cárcel por el ultraje
a que sometió a dos niñxs que concurrían a su parroquia. Una nutrida
concurrencia, como en ningún otro caso de un juicio en Reconquista --salvo
movilizaciones en contra del entonces juez federal Eduardo Fariz-- se dio cita en las veredas y calle frente al Tribunal que leyó su
sentencia.
Las
artífices de esta lucha fueron las diversas organizaciones y colectivos de
mujeres que no arrugaron frente a uno de los poderes que tiene esta ciudad: la
Iglesia católica y su brazo político, el Obispado. Obispado que se
adelantó para despegarse y condenó en un Tribunal Canónico al propio cura
Monzón hallándolo culpable, antes que el Tribunal Público dictara su fallo en la siesta
de esta ciudad. O sea si la Iglesia lo castigó previamente la sentencia penal estaba cantada.
Y fue más dura que el pedido de la Fiscalía (12 años), adhiriendo los jueces a
la demanda de las querellas: 16 años.
Entre los presentes en la calle estaban
muchas mujeres, tal vez toda una generación de nuevas pibas que cuando un tema
las convoca se comprometen decididamente. Numerosas con nivel educativo y
conciencia arraigada sobre su condición de género. Ellxs no los dejaron solos a los padres de
las víctimas, gente sencilla, laburantes. La ausencia notoria, salvo excepciones (Celeste Lepratti, Raúl Medina, Soledad Zalazar, Dip. Laura Corgniali...), fue la de referentes de la política local.
Las idas y venidas seguirán, con artilugios
legales, apelaciones, pero queda flotando en el ambiente el interrogante sobre la
coincidencia de actores que se repiten en diversos momentos en la trastienda de
los poderes en Reconquista. Por ejemplo, el abogado defensor del sacerdote fue en
el pasado reivindicador del destituido juez federal Fariz; fue defensor de
represores en juicio de Lesa Humanidad en Santa Fe; y es abogado del municipio
convocado por la gestión actual. Por citar datos... ¿Cuál es el parámetro ético que
une a esos poderes?
El juicio al sacerdote Monzón marca un antes
y un después en el debate social regional y el rol de quienes tienen poder y la
impronta del doble discurso.
Foto: Equipo Hernán Agustini
Foto: Equipo Hernán Agustini
Rodeado por la policía, el sacerdote condenado
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