EL CAPITAN EN VUELO.
(A Marcelo Minervini)
El capitán nunca ,
nunca...nunca
encontraba el amor.
Un día cansado,
de arrastrar su bicicleta,
se subió a ella
encendió su pipa,
a modo de motor,
le dio vueltas a su moño,
en encantada hélice,
se cubrió con su sombrero
marrón y sobre la cordillera
voló.
Vio las alameda de los libros y en un
acomodar,
de sus anteojos a su amor.
Amó...amó y amó
con sueños, vientos y pasión,
Se compró zapatos nuevos,
que parecían viejos,
una brújula, un reloj de bolsillo y otro
saco marrón.
El tiempo ese tirano efímero
entre temblores se llevó
a su amor...
De vuelta a subirse en su ya oxidada
bicicleta,
encender la pipa, acomodarse el
moño
Y el sombrero gris.
No sabemos cuándo
ni dónde aterrizó,
pero un día lo vimos
aparecer en la puerta
del teatro con su pipa
Y unos zapatos nuevos
que parecían viejos.
Por acá se quedó,
entre amigos, tizas y vinos.
Navegante de la vida,
maestre de la cofradía
de los soñadores.
Hasta que un día colgó,
su saco, su pipa,
su sombrero, su reloj,
todo ordenado
en la pared de la pensión,
acomodó sus libros
por tamaño y por autor
Y nuevamente se fue a volar
para reencontrarse entre nubes
blancas con su amor.
Sospechamos que se fue
en su bicicleta…
hasta ahora nadie la encontró...
MARCELO VILLÁN
"MINERVI" ARQUEÓLOGO, EN LOS 90