Martes, 21 de agosto de 2012
Sigue el juicio por amenazas a testigos de derechos humanos
Desde los correos de Yahoo
La causa contra Juan Gil, ex integrante de la guardia Rural Los Pumas en Reconquista, continúa mañana con la declaración de la presidenta de la compañía de correos electrónicos. Desde una cuenta de esa firma se enviaron las intimidaciones.
Juan Gil fue policía y después docente. Amenazó a testigos.
Con la presencia de la presidenta de Yahoo Argentina,
Jacqueline Berzón, el Tribunal Oral Federal de Santa Fe retoma mañana, a
las 9, las audiencias de la causa por amenazas contra Juan Gil, un ex
policía, integrante de Los Pumas, devenido en profesor de química en
democracia, que operaba desde la ciudad de Reconquista. La jornada será
especial, ya que la ejecutiva declarará sólo frente a la presidenta del
Tribunal, María Ivón Vella. La convocaron por pedido del fiscal Martín
Suárez Faisal, porque el acusado, en su indagatoria, puso en duda que la
información remitida por la empresa fuera veraz. La causa se inició por
una denuncia de los integrantes de la Asociación Norte Amplio por los
Derechos Humanos, y daba cuenta de la recepción de correos electrónicos
contra ese organismo, así como situaciones de difamación e intimidación.
Los mismos mails fueron recibidos por la Fiscalía Federal de
Reconquista y el Consejo Deliberante. Se trata de la primera causa en
todo el país por amenazas contra testigos de causas de derechos humanos.
El juicio oral y público comenzó el 12 de julio pasado, con un
tribunal que, además de Ivón Vella, completan José María Escobar Cello y
Roberto López Arango. Los abogados querellantes son Iván Bordón y José
A. Zaragoza. Más de 30 testigos pasaron desde entonces a lo largo de
ocho audiencias, y demostraron la legalidad de los procedimientos
judiciales que permitieron identificar a Juan Gil como autor de las
amenazas.
Luego de una investigación de seis meses, la Fiscalía Federal de
Reconquista determinó que este ex Personal Civil de Inteligencia, que
formó parte de la guardia rural Los Pumas, era el autor de las amenazas
que circularon por mail, firmados bajo el nombre de La Hermandad, y que
se referían al expediente judicial 50\06, que investiga en Reconquista a
los responsables de la represión ilegal en la zona durante la última
dictadura.
Los mails incluían detalles sobre las declaraciones testimoniales de
las víctimas además de acusaciones y amenazas de venganza. El fiscal
federal Roberto Salum y su secretario abrieron un expediente que
mantuvieron en reserva hasta la llegada del nuevo juez Aldo Alurralde,
quien hizo lugar al pedido de allanamiento solicitado por el Ministerio
Público. Los investigadores realizaron cruces informáticos, rastreos de
cuentas de email, informes de inteligencia y de dominios de los IP de
las computadoras de un cíber desde donde La Hermandad realizaba sus
amenazas.
Gil hizo una declaración indagatoria de cinco horas, y en su defensa
dijo que le habían hackeado la cuenta de correo electrónico. Sus
defensores son los abogados Gonzalo Miño y Mauricio Bonchini. "El equipo
jurídico que lo defiende es el mismo del ex general Ramón Díaz Bessone y
tiene a su cargo la defensa de Manuel Fernando Saint Amant, en San
Nicolás. Esto da la pauta de que Gil no es un personaje menor",
puntualizó Raúl Borsatti, integrante de la agrupación Norte Amplio por
los Derechos Humanos. "La guardia rural Los Pumas fue esencial en la
inteligencia y represión política de la zona. A simple vista, Gil podría
parecer como un policía más, pero no es así. Este tipo realmente ha
sido un personaje nefasto", agregó el militante.
La declaración de Berzón se realizará mañana, tras dos convocatorias
fallidas, una de ellas con la fuerza pública. Finalmente, la presidenta
del Tribunal pudo comunicarse con la ejecutiva que reside en Capital
Federal y pactaron un encuentro.
A partir del jueves 30 de agosto comenzarán los alegatos, y en
septiembre se conocerá la sentencia. La causa contra Gil es inédita en
el país. "Es la primera vez que se puede capturar a un tipo que amenaza a
testigos de causas de derechos humanos", indicó Borsatti. Gil abrió en
su casa la cuenta de correo que había creado en un cibercafé, y de ese
modo permitió que se lo identificara.