RADIOS COMPAÑERAS

sábado, 6 de agosto de 2022

RECONOCIÓ EL LUGAR

La FOSA... 

Y EL ALTILLO de los tormentos
    “Para vos tenemos preparada la fosa”, lo amenazaron a CARLOS ECHEGOY cuando era un  desaparecido por el terrorismo de estado en Santa Fe, en noviembre de 1976. Después la sufrió. Era una fosa de taller, donde lo dejaban postrado entre las sesiones de picana eléctrica en un altillo. Por el olor y la humedad, confirmó que también la habían padecido otros secuestrados, entre ellos su compañero Rubén Viola, quien le dijo dónde estaba: en el ex sede de la Policía Federal, en calle 1º de Mayo 2064, donde operó la patota que hoy es juzgada por el Tribunal Oral de Santa Fe por “homicidios agravados”, “privación ilegal de la libertad” y “torturas” a militantes del PRT, entre otros hechos. El miércoles, Echegoy volvió al lugar.
    La fosa ya no está, la taparon antes de que el sitio fuera señalizado como Centro Clandestino de Detención en marzo de 2014. Pero sí identificó el circuito de los encapuchados: la entrada y salida de los vehículos, la zona de la fosa –reciclada en sala de choferes del Ministerio de Salud y Departamento de Vigilancia-, un baño –que también reconoció-, la escalera vieja y el altillo de los tormentos, en una inspección judicial que es la primera -al chupadero- desde que comenzaron los juicios de lesa humanidad, en 2009. “Acá es”, le dijo al presidente del Tribunal, José María Escobar Cello que lo acompañó en el recorrido. El fiscal Martín Suárez Faisal pidió entonces que se tomaran fotos del plano de la planta baja que se exhibía en una de las paredes y los datos de identidad de dos choferes que le dijeron que “por comentarios de otros empleados supieron que en el lugar muchos años atrás había existido una fosa para autos”. 
    La casa de 1º de Mayo 2064 donde operaba la Policía Federal tiene dos plantas y una entrada para vehículos. En el fondo, estaba la fosa de taller –como la llamó Echegoy- y por una escalera cercana se accedía al altillo donde lo torturaron, que reconoció. Hoy depende del Ministerio de Salud. La vecindad del centro clandestino no parece casual: en diciembre de 1976 asumió como el jefe del Área 212 del Ejército el coronel Juan Orlando Rolón, quien en marzo de 1981 se convirtió en ministro de Bienestar Social, como se llamaba entonces el Ministerio de Salud, en la segunda etapa de la dictadura.
En la inspección participaron los jueces Escobar Cello -que preside el juicio al grupo de tareas de la Policía Federal- y Luciano Lauría, los fiscales Suárez Faisal y Nicolás Sacco; la abogada querellante de Hijos Lucía Tejera y la defensora pública Mariana Rivero y Hornos, entre otros. “Fue bastante positiva”, dijo Sacco. La fosa que mencionó Echegoy “no está más. No la encontramos”, pero dos choferes del Ministerio de Salud –y eso consta en el acta- comentaron que “en el fondo había una fosa. Su cubrió todo. Y ahora hay ahí una oficina”, agregó.
Echegoy “ubicó también la escalera por la que lo subían a una oficina donde luego lo torturaron con picana eléctrica. La escalera está en el patio. Y luego ingresamos a esa oficina en la planta alta que también reconoció”, dijo Sacco. El altillo de los tormentos. “Así más allá de no haber encontrado la fosa que era algo que podía pasar porque seguramente la habrán tapado para hacer más dependencias”, la inspección fue “positiva”, precisó el fiscal.
    El 30 de octubre de 1976, Echegoy fue secuestrado en Villa Soldati en el departamento de su hermano. La patota lo fue a buscar y lo trasladó a Santa Fe. “Me meten en una fosa”, dijo cuando declaró en el juicio, el 15 de junio. “Una fosa de taller que después confirmo estaba en la Policía Federal de Santa Fe”.
Planos para encontrar verdades

-¿Cómo lo confirma? –le preguntó Suárez Faisal.

-En esa fosa estuve tres días. Me sacaban para torturarme y volvían a tirarme a la fosa. Por ahí pasó mucha gente porque había mucha orina en el piso. ¿Cómo lo confirmo? Cuando me trasladan al Servicio de Inteligencia de la Policía de Santa Fe (el D2, en San Martín y Obispo Gelabert) me encuentro con un compañero, Rubén Viola, ya fallecido. Una noche lo sacan a él a torturar y al otro día le pregunto dónde había estado. ‘En el mismo lugar donde vos estuviste. La Policía Federal de Santa Fe. Vos estuviste en esa fosa’, me dijo. El la identificó. Por eso se absolutamente que estuve en esa fosa” –respondió Echegoy. Viola ya había denunciado el centro clandestino en su testimonio ante la Conadep, en setiembre de 1984.
--¿Fue interrogado esos tres días?
--Por supuesto, con picana eléctrica y golpes –contó Echegoy. Uno de los torturadores le decía: ‘Cuando quieras decirnos algo, abrí y cerrá las mano derecha’. “Uno abre y cierra la mano derecha y no puede decir nada. Entonces, otro dice: ‘escuchame, nos esta tomando el pelo este hijo de puta. ¡Dale máquina!. Y sigue y sigue. Volvés a la fosa, una, dos, tres veces. La última vez alguien dice: ‘pará que este tipo se va a ir. ¡Que se vaya este hijo de puta, que se vaya! Y en un momento, yo dejo de sentir. No escucho ruidos, nada”.
    “Cuando me recupero estoy en una celda. Recupero la conciencia y escucho que alguien me dice: ‘para vos teníamos preparada la fosa’”. “Estaba muy mal, no podía comer. No sé cuántos días estuve en esas condiciones, pero lo superé, obvio… Estuve cerca de la muerte”.
--¿En qué lugar le dijeron: ‘para vos tenemos preparada la fosa’? –le planteó Suárez Faisal.
--En una celda del Servicio de Inteligencia, donde me habían trasladado después –respondió Echegoy.
    En el D2 de San Martín y Obispo Gelabert, Echegoy se encontró con Viola y su esposa Mónica Martínez, Aníbal Sánchez, Julio Niemes y Alba Acosta, todos oriundos de Reconquista. Los seis fueron trasladados después a la ex casa de UDA (Unión de Docentes Argentinos), en San Martín 1309, donde siguieron desaparecidos otros diez días. El 6 de junio, en la primera inspección judicial en el juicio, Alba Acosta reconoció ese centro clandestino que está a solo cien metros de la Casa de Gobierno y en frente de la escuela y el convento de San Francisco.
    En la ex casa de UDA “estuvimos unos 10 días aproximadamente. Una tarde noche aparece alguien y nos dice: ‘ustedes estuvieron hasta hoy a la izquierda, van a pasar a la derecha. Así que los vamos a trasladar. No intenten nada’. Y efectivamente, llegó un camión, nos trasladan. Aparecemos en la famosa Comisaría Cuarta de Santa Fe, donde vamos a permanecer increíblemente 30 días más en calidad de detenidos desaparecidos. Recién van a legalizar la detención el 5 de enero a la madrugada".
    El defensor oficial Fernández Sánchez le hizo una sola pregunta a Echegoy sobre su suplicio en la ex sede de la Policía Federal. “¿Cuando estuvo en el lugar donde dice que había una fosa estaba vendado?"
    -Si, tengo una cicatriz aquí. Estaba fuertemente vendado, tanto que la venda me abrió una herida en la nariz y se me infectó –le contestó.

Texto: JUAN CARLOS TIZZIANI (Rosario 12)
Fotos: JOSE CETTOUR