La FOSA...
Y EL ALTILLO de los tormentos “Para vos tenemos
preparada la fosa”, lo amenazaron a CARLOS ECHEGOY cuando era un
desaparecido por el terrorismo de estado en Santa Fe, en noviembre de
1976. Después la sufrió. Era una fosa de taller, donde lo dejaban
postrado entre las sesiones de picana eléctrica en un altillo. Por
el olor y la humedad, confirmó que también la habían padecido
otros secuestrados, entre ellos su compañero Rubén Viola, quien le
dijo dónde estaba: en el ex sede de la Policía Federal, en calle 1º
de Mayo 2064, donde operó la patota que hoy es juzgada por el
Tribunal Oral de Santa Fe por “homicidios agravados”, “privación
ilegal de la libertad” y “torturas” a militantes del PRT, entre
otros hechos. El miércoles, Echegoy volvió al lugar.
La fosa ya no está,
la taparon antes de que el sitio fuera señalizado como Centro
Clandestino de Detención en marzo de 2014. Pero sí identificó el
circuito de los encapuchados: la entrada y salida de los vehículos,
la zona de la fosa –reciclada en sala de choferes del Ministerio de
Salud y Departamento de Vigilancia-, un baño –que también
reconoció-, la escalera vieja y el altillo de los tormentos, en una
inspección judicial que es la primera -al chupadero- desde que
comenzaron los juicios de lesa humanidad, en 2009. “Acá es”, le
dijo al presidente del Tribunal, José María Escobar Cello que lo
acompañó en el recorrido. El fiscal Martín Suárez Faisal pidió
entonces que se tomaran fotos del plano de la planta baja que se
exhibía en una de las paredes y los datos de identidad de dos
choferes que le dijeron que “por comentarios de otros empleados
supieron que en el lugar muchos años atrás había existido una fosa
para autos”.
La casa de 1º de
Mayo 2064 donde operaba la Policía Federal tiene dos plantas y una
entrada para vehículos. En el fondo, estaba la fosa de taller –como
la llamó Echegoy- y por una escalera cercana se accedía al altillo
donde lo torturaron, que reconoció. Hoy depende del Ministerio de
Salud. La vecindad del centro clandestino no parece casual: en
diciembre de 1976 asumió como el jefe del Área 212 del Ejército el
coronel Juan Orlando Rolón, quien en marzo de 1981 se convirtió en
ministro de Bienestar Social, como se llamaba entonces el Ministerio
de Salud, en la segunda etapa de la dictadura.
En la inspección
participaron los jueces Escobar Cello -que preside el juicio al grupo
de tareas de la Policía Federal- y Luciano Lauría, los fiscales
Suárez Faisal y Nicolás Sacco; la abogada querellante de Hijos
Lucía Tejera y la defensora pública Mariana Rivero y Hornos, entre
otros. “Fue bastante positiva”, dijo Sacco. La fosa que mencionó
Echegoy “no está más. No la encontramos”, pero dos choferes del
Ministerio de Salud –y eso consta en el acta- comentaron que “en
el fondo había una fosa. Su cubrió todo. Y ahora hay ahí una
oficina”, agregó.
Echegoy “ubicó
también la escalera por la que lo subían a una oficina donde luego
lo torturaron con picana eléctrica. La escalera está en el patio. Y
luego ingresamos a esa oficina en la planta alta que también
reconoció”, dijo Sacco. El altillo de los tormentos. “Así más
allá de no haber encontrado la fosa que era algo que podía pasar
porque seguramente la habrán tapado para hacer más dependencias”,
la inspección fue “positiva”, precisó el fiscal.
El 30 de octubre de
1976, Echegoy fue secuestrado en Villa Soldati en el departamento de
su hermano. La patota lo fue a buscar y lo trasladó a Santa Fe. “Me
meten en una fosa”, dijo cuando declaró en el juicio, el 15 de
junio. “Una fosa de taller que después confirmo estaba en la
Policía Federal de Santa Fe”.Planos para encontrar verdades
-¿Cómo lo confirma? –le preguntó Suárez Faisal.
-En esa fosa estuve
tres días. Me sacaban para torturarme y volvían a tirarme a la
fosa. Por ahí pasó mucha gente porque había mucha orina en el
piso. ¿Cómo lo confirmo? Cuando me trasladan al Servicio de
Inteligencia de la Policía de Santa Fe (el D2, en San Martín y
Obispo Gelabert) me encuentro con un compañero, Rubén Viola, ya
fallecido. Una noche lo sacan a él a torturar y al otro día le
pregunto dónde había estado. ‘En el mismo lugar donde vos
estuviste. La Policía Federal de Santa Fe. Vos estuviste en esa
fosa’, me dijo. El la identificó. Por eso se absolutamente que
estuve en esa fosa” –respondió Echegoy. Viola ya había
denunciado el centro clandestino en su testimonio ante la Conadep, en
setiembre de 1984.
--¿Fue interrogado
esos tres días?
--Por supuesto, con
picana eléctrica y golpes –contó Echegoy. Uno de los torturadores
le decía: ‘Cuando quieras decirnos algo, abrí y cerrá las mano
derecha’. “Uno abre y cierra la mano derecha y no puede decir
nada. Entonces, otro dice: ‘escuchame, nos esta tomando el pelo
este hijo de puta. ¡Dale máquina!. Y sigue y sigue. Volvés a la
fosa, una, dos, tres veces. La última vez alguien dice: ‘pará que
este tipo se va a ir. ¡Que se vaya este hijo de puta, que se vaya! Y
en un momento, yo dejo de sentir. No escucho ruidos, nada”.
“Cuando me
recupero estoy en una celda. Recupero la conciencia y escucho que
alguien me dice: ‘para vos teníamos preparada la fosa’”.
“Estaba muy mal, no podía comer. No sé cuántos días estuve en
esas condiciones, pero lo superé, obvio… Estuve cerca de la
muerte”.
--¿En qué lugar le
dijeron: ‘para vos tenemos preparada la fosa’? –le planteó
Suárez Faisal.
--En una celda del
Servicio de Inteligencia, donde me habían trasladado después
–respondió Echegoy.
En el D2 de San
Martín y Obispo Gelabert, Echegoy se encontró con Viola y su esposa
Mónica Martínez, Aníbal Sánchez, Julio Niemes y Alba Acosta,
todos oriundos de Reconquista. Los seis fueron trasladados después a
la ex casa de UDA (Unión de Docentes Argentinos), en San Martín
1309, donde siguieron desaparecidos otros diez días. El 6 de junio,
en la primera inspección judicial en el juicio, Alba Acosta
reconoció ese centro clandestino que está a solo cien metros de la
Casa de Gobierno y en frente de la escuela y el convento de San
Francisco.
En la ex casa de UDA
“estuvimos unos 10 días aproximadamente. Una tarde noche aparece
alguien y nos dice: ‘ustedes estuvieron hasta hoy a la izquierda,
van a pasar a la derecha. Así que los vamos a trasladar. No intenten
nada’. Y efectivamente, llegó un camión, nos trasladan.
Aparecemos en la famosa Comisaría Cuarta de Santa Fe, donde vamos a
permanecer increíblemente 30 días más en calidad de detenidos
desaparecidos. Recién van a legalizar la detención el 5 de enero a
la madrugada".
El defensor oficial
Fernández Sánchez le hizo una sola pregunta a Echegoy sobre su
suplicio en la ex sede de la Policía Federal. “¿Cuando estuvo en
el lugar donde dice que había una fosa estaba vendado?"
-Si, tengo una
cicatriz aquí. Estaba fuertemente vendado, tanto que la venda me
abrió una herida en la nariz y se me infectó –le contestó.
Texto: JUAN CARLOS TIZZIANI (Rosario 12)
Fotos: JOSE CETTOUR