Retrato imposible de
Ema, fusilada en Margarita Belén
En el documental
“Margarita no es una flor”, Cecilia Fiel aborda el fusilamiento de 22 presos
políticos en 1976 en el pueblo chaqueño de una manera exhaustiva y centrándose
en la figura de Ema Cabral, una de las víctimas, extremando la subjetividad
hasta identificarse con ella, e inaugura así un nuevo registro en documentales
sobre la memoria. Estrena en el 28° Festival de Cine de Mar del Plata.
Por Marcela Mazzei (Revista Ñ)
Ema deambula por la
ciudad de Corrientes. Cansada de caminar con su hija de tres meses en brazos,
se detiene y en el banco de una plaza se despide de ella. A Ema Cabral la
conocían como Pelusa en el hospital de Reconquista, Santa Fe, donde era
terapista ocupacional antes de mudarse a Resistencia, Chaco, junto a su
compañero Reynaldo Zapata. Se habían conocido sacando a la gente del agua en
las inundaciones del 73, cuando estaban en la Juventud Peronista, previo a
unirse a Montoneros. Hija de una familia católica, en esos días de
desesperación Ema fue rubia, morocha y a veces fue Laura antes de pedirle a su
madre que cuidara de su pequeña hija por una semana. Para entonces, su marido
ya había sido secuestrado y ella no lo sabía. En la primera mitad de noviembre
de 1976, Ema desapareció. Poco después, fue acusada por la dictadura militar de
comandar el grupo que pretendía liberar los militantes detenidos
clandestinamente en Resistencia que serían trasladados a una cárcel de máxima seguridad
en Formosa. Fue el 13 de diciembre de 1976, el día de la masacre de Margarita
Belén, el día que asesinaron y desaparecieron a los mejores dirigentes del
nordeste argentino.
¿Cómo habrá sido Ema?
Se pregunta Cecilia Fiel en Margarita no es una flor, un documental que
reconstruye aquella masacre a través de una investigación exhaustiva, pero
desde un abordaje particular que involucra al juicio que, 35 años después,
condenó a ocho represores a cadena perpetua. “No es lo mismo plantear cómo
representar un episodio de estas características, donde la justicia se ha
expedido, aunque todavía falta un segundo juicio con civiles, y faltan analizar
fosas comunes donde pueden estar los cuerpos de Margarita Belén”, explica la
directora, que en estos días estrena su filme en el 28° Festival de Cine de Mar
del Plata. La pregunta por la ausencia, por la memoria, se traslada del pasado
al futuro, de lo que Ema Cabral realmente fue a lo que podría haber sido, pero
también identificándose con ella, extremando su subjetividad.
“No sabía ni dónde
estaba en el mapa, pero me invitaron a un aniversario de Margarita Belén y ahí
me cuentan que después de la masacre los militares comen un asado cerca del
lugar. Fue una imagen que me causó espanto, lo chequeé y se había festejado el
cumpleaños del jefe de la policía del Chaco”, cuenta Fiel su arribo a esta
historia, que derivó en un viaje al Chaco donde encontró en el monte el
gigantesco monumento que recuerda el episodio y en el Registro por la Verdad
provincial las historias de los 22 fusilados (“de los que se conocen, porque
pueden llegar a 40”, aclara.)
-¿Y de ahí surgió el personaje de Ema Cabral?
-El nombre de Ema ya
me generaba algo. Fue la segunda palabra que aprendí a escribir, después de
mamá. Pero ahí supe de esa mujer súper solidaria y querida en el hospital, de
familia católica que se pone a militar. Una mujer que acusaron de comandar junto
a Alcides Bosch, otro santafesino, el grupo que asaltó la columna para salvar a
su amigos. La imagen de ella buscando a Reynaldo cuando no se sabe cuándo ni
dónde la secuestran... Es una historia de muchas facetas, y que el marido
hubiera tenido a un infiltrado en su casa y que lo terminara ajusticiando a mí
me permitió tomar distancia de cierta idealización de los 70, de los
militantes, en la que podía caer con facilidad y, en cambio, entender la
historia desde cierta complejidad. Desde lo dramático, me daba tensión,
contradicciones.
-¿Qué tenía de particular el Noreste en esa época, en
relación al accionar de la dictadura y de las organizaciones?
-Por un lado, era una
zona de fuerte producción algodonera y había mucha militancia. Aníbal Ponti,
que me da su testimonio en la U7, estaba en la organización del campesinado y
tiene un blog donde habla de guerrilla pre rural. El libro Monte madre (de
Jorge Miceli) cuenta la historia de dos campesinos que viven cinco años en el
monte del norte santafesino. Las Ligas Agrarias eran muy importantes y eso
había que desarticularlo de alguna forma. Como otros grupos, Montoneros tenía
presencia en la zona, pensá que al escultor que hizo el monumento en Margarita
Belén lo meten preso por hacer bustos de Perón y Evita. Por otra parte, en todo
el noreste las cárceles estaban muy comunicadas y se hacían trasladados con
mucha facilidad. Panificada por el Ministerio del Interior a cargo de Jorge
Larrateguy, la masacre fue un operativo conjunto entre el Ejército Argentino y
la Policía del Chaco. Dentro del mapa nacional, la provincia del Chaco
integraba el área militar 232 a cargo del II Cuerpo del Ejército que se
extendía por las provincias del Noreste. La brigada de investigaciones de
Resistencia fue el centro clandestino más importante del noreste, a media
cuadra de la Casa de Gobierno.
-La selección de los militantes fusilados, que eran de
diferentes ciudades, dice un abogado que tuvo una función de escarmiento...
-Lo dice el abogado
de la querella, que fue para infundir el terror en toda la zona. Y fue así
porque después de Margarita Belén no sucedió ningún hecho similar en todo el
Noreste. Desestructuró mucho, cumplió su objetivo.
-Otro testimonio cuenta que participaron todos oficiales.
¿Por qué razón?
-Lo dice Horacio Ballester,
un militar que participó de un golpe de estado pero está en contra de los
golpes de estado... Se retiró a comienzo de los 70 y creó el CEMIDA, que es el
Centro de Militares por la Democracia y ya participó como en 30 juicios.
Aparece como coronel retirado y fue convocado al juicio para que cuente cómo
los militares hacían los traslados. Cuando dijo que fueron todos oficiales fue
una forma de incriminarlos, porque eso ya era una irregularidad, pero en
realidad tenía un motivo: estaba todo planificado. Fue un traslado disfrazado
de traslado, porque ya sabían lo que iba a suceder. Sino, ¿por qué lo llevan al
soldadito Maidana? Porque lo iban a matar para decir que era el muerto de su
bando, para que no fueron todos los muertos del mismo bando.
-El caso de Alfredo Maidana es muy llamativo por cómo
llega a testimoniar.
-Alfredo Maidana se
entrevistó en 2003 con Francisco Romero, que después terminó siendo secretario
de Cultura de Chaco, porque quería publicar un libro de memorias y necesitaba
un editor. Le envió varios archivos y cuando iban a publicar el libro se echó
atrás. En el juicio dijo haber estado de vacaciones en esa época y terminó
diciendo que había sido ficción. Yo sabía de esa famosa entrevista, el familiar
de una víctima me facilitó el desgrabado, que es una de las pruebas que se
habían presentado a la justicia, donde describe la noche del fusilamiento.
Están esperando la sentencia firme y que quede como falso testimonio.
-En el documental está la pregunta de qué sabe cada uno
de Margarita Belén y es muy poco lo que se conoce.
-Es muy local la
masacre, por eso me interesaba preguntarle a la gente qué sabía de todo esto, y
hay mucho miedo todavía. Un entrevistado no quiso hablar frente a la cámara
porque no había sentencia firme. Es un testimonio desgarrador, que está en el
programa de protección de testigos. Otra persona que le agradezco que me haya
dado el testimonio frente a cámara es la vecina del cementerio, que se quiebra
en el juicio y ahí mismo, testimoniando, denuncia las amenazas. Es un sistema
muy conservador todavía.
-Comenzando por los propios jueces, que durante el juicio
no los dejaban debatir.
-Un abogado de
derechos humanos dice: “Si hablamos de guerrilleros o subversivos, discutamos
por qué, si habían tomado las armas, bueno, si estaban fundadas o no”. Eso no
fue posible en el juicio, donde tomo el audio dejando una cámara prendida en el
piso, y se escucha que la presidenta del tribunal los interrumpía y les pedía
vayan al hecho concreto. Yo quise entrevistarla y se negó. Es la hermana de un
diputado provincial del Chaco que votó la ley del indulto o la de obediencia
debida. Durante el juicio, además, la hija de uno de los represores que escribe
en un blog con Cecilia Pando, publicaba su propia versión de lo que pasaba a medida
que avanzaba.
-Ahora se espera una segunda parte...
-Sí, con civiles.
Actualmente están imputados y detenidos el médico Gillo, el ex juez Córdoba y
el ex fiscal Mazzoni por las residuales de la causa de Margarita Belén.
-Hay muchos libros, películas sobre temas de la memoria
últimamente, ¿cómo definirías a Margarita no es una flor en ese panorama?
-Creo que fue una
necesidad social. Cuando algo se lo reprime, y este tema estuvo reprimido mucho
tiempo, al quitarle la represión no emerge en su justo medio. Al plantearme
cómo representar algo así, en un momento en que había muchísima producción de
documentales de estos temas, revisé la forma representativa que habían tenido y
tomé como referencia a Trelew y, dentro de lo que es narración en primera persona,
a Los rubios, Papá Iván, que tenían características especiales porque eran
realizadas por hijos de desaparecidos y se planteaban ellos mismos como
narradores.
-¿Cuál es la particularidad de tu documental desde esta
perspectiva?
-Yo no tengo
familiares desaparecidos y me puse a repensar la cuestión de la voz el off y
pensé en la reivindicación de temas sociales que se continúa: el 'seguirá viva
en la lucha que den otros, en las batallas de los otros'. Ahí decidí utilizar
la segunda persona del singular, así construía a Ema como viva. Porque en la
medida que esos cuerpos no tengan una sepultura a nivel social, no está cerrada
esa vida.
En general, la
memoria es representada en presente en tensión con el pasado, cómo desde el
presente se redefine y se puede transformar el pasado. Pero en este caso, que
existieran 8 condenas, entendí que había que incorporar una dimensión nueva,
que es la del futuro. Y si a la hora de representar lo ausente, se venía
haciendo a través de lo afirmativo, es decir, de lo que esos militantes
vivieron efectivamente, cómo fue su secuestro, etc., entonces lo que hice fue
trabajarlo desde lo negativo, por lo que no fueron. Por eso tengo que
reconstruir cómo hubiera sido la vida de Ema sin ese 13 de diciembre y cómo
reconstruir ese relato de lo imposible. Ema votando en el 83, en la época de la
hiperinflación, en su propio juicio: son imágenes imposibles.
Incluso le pongo una
cruz que tiene fecha de muerte en 2033, tiro la fecha por delante de la
instancia enunciativa, hacia el futuro nuestro como si ella estuviera viva hoy.
Son los procedimientos de la crónica que usa Walsh en Operación Masacre, donde
construye desde la no ficción; además de la enumeración y la comparación (con
Juana Azurduy, con Evita). Se trata de imaginarnos algo de lo que no tenemos
certeza pero con un anclaje periodístico real, porque toda la información está
súper chequeada, trabajada con documentos y archivos legales.
-Hay condenas por la masacre pero el cuerpo de Ema no
apareció. ¿Cómo influyó ese dato?
-Construyendo desde
el negativo digo que la vuelvo a imaginar, que es también poner en evidencia la
construcción de los relatos. La justicia logró un relato, una versión de los
hechos y a eso le puso leyes. Pero aquellas cosas que no logramos narrar son
las que después retornan. Ema es alguien que pasó por este mundo y nos queda su
huella --porque el cuerpo no apareció y es probable que no aparezca--, la del
registro de defunción y de ingreso al cementerio que es la huella digital, pero
también es su paso por este mundo. Aunque sea solo la huella, es un montón de
ella. Por eso existen ritos funerarios: el hecho de tener un cuerpo viene a traer
la presencia de esa persona, aunque muerta, y la ausencia del cuerpo refuerza
la ausencia de esa persona. Eso me llevó a preguntarme: ¿Qué pasa en una
sociedad que no veló sus muertos de este período?
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1975- Pelusa Cabral |
FICHA TECNICA:
Margarita no es una
flor
(Argentina, 2013, 100min)
Guión, Investigación
y Dirección Cecilia Fiel
Producción Cecilia
Fiel, Andrés Cuervo
Producción Ejecutiva
Cecilia Fiel
Asistente de
Dirección Santiago Ligier
Asistente de
Producción en Chaco Augusto Zalazar
Asesoría de Guión
Lucía Martínez
Dirección de
Fotografía y Cámara Aylén López
Sonido Directo
Sebastián Blejman
Montaje Tomás Pernich
Color Julián Dabbah
Edición de sonido
Bryan Van Heyl, Ernesto Baca
Tema musical
Margarita Belén de Marcos Bassi
Música original
Margaritas de Héctor “Chaco” Nuñez
Músicos del tema
original Guitarra: Héctor "Cacho" Núñez; Violín: Ayelén Núñez; Bajo:
Javier Kball
Estudio de grabación
voz off Adrián de Asmundis
Voz militar Jorge
Medina
Fotografía de
Reinaldo Zapata, Marcelo Páez
Fotografía de Ema
Cabral, Cecilia Fiel
Diseño de créditos
Paz Gottfried
Prensa y Difusión
Cynthia Sabat
Panorama documental-28° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata