El
monte enmudeció, los chiralas callaron su canto, el guasuncho
freno su carrera y olfateo el aire, mientras el guerrero en ese
silencio de dolor y respeto de la naturaleza, se arrastró hasta el
arroyito para beber su último sorbo de agua.
Las
mujeres prepararon el enterratorio, con todos los honores, como
corresponde a un guerrero noble. Lo colocaron en posición fetal en
una tumba de barro, junto a él pusieron sus armas y varias vasijas
con alimentos y bebidas, para que inicie su viaje hacia la otra vida.
No hay dolor, solo alabanzas, orgullo y alegría, porque el gran
guerrero seguramente seguirá peleando en el otro mundo junto a sus
ancestros y desde el monte su alma, su hesék, cuidará celosamente a
la comunidad.
Los
dos gringuitos pelo chuzo y piel de Judas,
bogueros en mano y gomeras al cuello, sin mosquearse por la arena
caliente que quema los pies descalzos, en menos de media hora
atravesaron los campos y alambrados que separan el pueblito de El
Arazá
con el
arroyo Malabrigo.
--MANUEL,
mirá ésto…
--¿Qué
es?
--No
sé, parece un pedazo de tasa de barro, pero es dura como una tasa
de verdad.
MANUEL se hizo visera con una mano para ver en contra del sol y se le
transformo la cara cuando vio lo que el CEFERINO
sostenía en la mano.
--¡Dejá eso que es de los Indios y te puede caer una maldición!
--¿Qué?
--Si
tocas las cosas que eran de los indios te pueden maldecir y te pasa
cualquier cosa.
--Deja
de decir boludeces MANUEL.
--De
verdad te digo, mi abuela dice que si le sacas las cosas de su
lugar, te podes ahogar en el rio, te puede picar una yarará o
cualquier desgracia te puede pasar.
--Yo
no creo en esas cosas…mira hay más por acá
y son re lindas. Yo le voy a llevar a la seño para que me cuente
que son.
--Si
vos querés llévalas, yo no las voy a tocar, pero si después te
pasa algo, ahí te vas a acordar de mí.
El
reloj del hall central del Instituto Superior
Nº 4 estaba a segundos de marcar las once de la noche. El
Profesorado
ya estaba casi desierto, los alumnos de la carrera de Historia se
habían retirados en su totalidad, era viernes y algunos viajaban a
sus pueblos de orígenes y otros se juntaban en el kiosco de enfrente
a charlar de política, tomar unas cervezas y a guitarrear un rato.
--DANTE…no
te vayas todavía que quiero comentarte algo.
El Profesor RUGGERONI
miró
la larga cabellera y el esbelto cuerpo de la Gringa
SPESSOT y su gran olfato de arqueólogo olió
algo más que su gusto por las rubias.
--Dale
gringa, decime rápido, que me quiero ir a casa…viste que este
sistema esclavizante te exprime tanto que llegas muerto al final del
día.
--Mi
hermana necesita comunicarse con vos, porque los alumnos de su
escuela, en el campo, le llevaron restos de cerámicas y un puestero
encontró huesos que parecen ser de humanos a orilla del arroyo
Malabrigo.
--Por
favor GRINGA
dale mi número a tu hermana y que me llame y decíle que le diga a
sus alumnos y al puestero que no toquen nada.
El
puestero SARAVIA
estaba en su caballo como dormido, con el sombrero tapándole la
cara, en la tranquera de madera que daba acceso a un camino corto
hasta su casa.
Cuando
vio legar los dos vehículos, se levantó un poco el sombrero y se
apeó de su caballo. De los autos bajaron alrededor de ocho personas
en su mayoría jóvenes. El que se adelantó
fue el profesor RUGGERONI
que saludo y pregunto:
--Usted
es el puestero del Señor BERRÓN?
SARAVIA sin mediar saludo y con cara de pocos amigos solo atinó a decir:
--Van
a tener que dejar los autos acá, porque el camino solo llega hasta
la casa y después solo hay chacra y monte, más o menos unos 600
metros hay que caminar.
DANTE
RUGGERONI
arengó a sus alumnos sobre la importancia del rescate de la historia
y la memoria de nuestros pueblos originarios, luego le pidió que
carguen los bolsos y las herramientas, haciendo hincapié que tengan
cuidado con la comida y el agua y enseguida emprendieron la caminata.
Dante
sabía que estaban tras de algo importante, pero una sensación rara
lo invadía.
Cuando
recorrieron algunos metros su inconsciente le hizo volver la vista y
mirar detenidamente a los autos que quedaron al costado de la ruta
cerca de la tranquera y como un vendaval, mientras caminaba junto a
su compañera, le vinieron a su cabeza imágenes de otras épocas.
Mientras
miraba los vehículos, no pudo evitar acordarse cuando hacían
excavaciones en las islas y los efectivos de prefectura le cuidaban
los autos, los mismos efectivos que en aquel Enero lejano, al volver
lo apuntaban con ametralladoras y los detenían.
En
1965, después de
recibirse en la Facultad de Filosofía y
Letras de la ciudad de Rosario; llegaba
a Reconquista para hacer un reemplazo por tres meses, el Profesor
DANTE RUGGERONI,
quien terminó quedándose para siempre.
Once
años después de su llegada a la ciudad, el 30 de enero de 1.976, el
profesor Ruggeroni volvía con sus alumnos de realizar una excavación
arqueológica en la zona de isla, cuando fueron detenidos por
efectivos de la Guardia Rural.
Los
mismos efectivos que tan amistosamente les cuidaban los vehículos,
cuando partían a buscar, vasos y urnas funerarias, para rescatar y
comprender la vida de los aborígenes de la región, ahora los
estaban apuntando con ametralladoras y sin ninguna explicación lo
metían en un camión y lo llevaban detenidos a la Unidad Regional
de Policía,
donde le marcaron los dedos, le sacaron fotos y le colgaron letreros
con un número.
Después
de esto fueron subidos a un camión de la Base
Aérea Militar Reconquista y conducidos
hasta las instalaciones de ésta, donde permanecieron unas horas,
junto a varios detenidos.
Ahora
las nenas van a ir saliendo, por que vamos a hacer un paseíto por
Santa Fe- les dijo casi susurrando, con un tono burlón, un oficial
de finísimo bigote, cara perfectamente afeitada, manos que parecían
de niña y un uniforme extremadamente pulcro.
--Vamos
saliendo… ¿Qué esperan? ... ¿una invitación? – Les gritó un
Sub oficial con un enorme bigote que casi le tapaba media cara y una
barriga no menos grande que dejaba entrever largas noches de asado y
vinos.
Se
suben de a uno en el colectivo que está afuera, las mujeres en los
asientos y los hombres acostados en el piso boca abajo.
La
detención del profesor RUGGERONI,
está enmarcada, en la primera razzia generalizada que se produce el
viernes 30 de enero de 1976 en las Ciudades de Reconquista y
Avellaneda. Serán detenidos en este operativo de las fuerzas
conjuntas; de la Policía Federal, la
Policía Provincial, Personal de Aeronáutica, del Ejercito, de
Prefectura y de la Guardia Rural “Los Pumas”;
36 personas, 25 varones y 11 mujeres, de los cuales al menos 3 eran
menores de edad.
La
mayoría de los detenidos en aquella razzia, que venía adelantando
lo que sería la dictadura más sangrienta de nuestro país,
coinciden en asegurar que aquel 30 de Enero, Reconquista era una
Ciudad Sitiada,
ya que fue espectacular el despliegue de tropas realizado y además
aviones de la Base Aérea Militar
sobrevolaban en vuelo rasante.
El
lunes el Profesor DANTE
RUGGERONI
entró al aula
trayendo un diario en la mano. Tomo asistencia y les dijo a sus
alumnos de la carrera del Profesorado
de Historia:
--Estoy
muy orgullosos del compromiso de ustedes…ayer fuimos noticia en
los principales diarios de la provincia.