Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

viernes, 14 de agosto de 2015

EL DOCTORCITO (Pluma Echegoy)



El Doctorcito



Me detuvieron. No me gustó nada. De un momento a otro de ciudadano transeúnte y común, con derecho a estar, transitar, etc. libremente por su país, pasé a un estrecho calabozo, oscuro y sucio



Un par de horas después me llevaron a una oficina. Había un oficial sumariante y un agente.



Tenemos una denuncia contra usted, amigo

Contra mí?

Contra usted, y no es por robar gallinas, le anticipo

Pero si yo no robé nada, señor, contesté

La va a hacer difícil éste, dijo el agente

Tranquilo, dejalo que piense, dijo el oficial sumariante

Gallinas no robé, eso es seguro pensé, qué pude haber robado?

Porqué no me da una pista, señor? se me ocurrió decir

Se hace el pícaro dijo el agente

El oficial dijo, esperá, tenemos tiempo

Conoces a un tal…

No, señor

Querés verlo? Traelo le dijo al agente

Lo trajeron

No te asustes, dijo el agente, tuvo un accidente. Es éste? Le preguntaron

Sí, es

Llevalo nomás

Escuchaste, no?

Mire, señor, si usted me refiere en qué consiste ese latrocinio del que se me presume partícipe, podríamos ahorrarnos tiempo todos y consecuencias no queridas por nadie, a partir de un evento del que no tengo la menor idea

Un intelectual dijo el agente, un doctorcito

Bueno, el regreso al calabozo fue un poco perturbador, realmente. Pero era otro calabozo. El “accidentado” estaba recostado en un colchón; habló después que se retiraron los agentes

Perdoname dijo, me estaban matando éstos

Y qué robaste?

Motos, robo motos. Charlamos un par de horas

Se abrió la puerta del calabozo y me llevaron a la misma oficina

Bueno, doctorcito dijo el agente, vas a hablar?

Sí, le dije. Robé esas motos. Fue rápido a partir de allí, el oficial sumariante escribía y el agente bostezaba en una silla. Un mes después salí en libertad



Así comencé mi larga carrera de delincuente. De las motos pasé a los autos de los autos a los bancos y aquí estoy, en esta residencia que no es la mejor de todas pero tampoco menos que ninguna. Qué me costó, nada. Una confusión, un par de policías duros y una paliza. Todavía me llaman el Doctorcito, ahora con mayúsculas, en los barrios, en el centro, en las comisarías



Me consultaron si estaría dispuesto a invertir en la compra de tierras. No, les dije, la polvareda y la bosta no son para mí. Lo que el campo te da en dinero te lo quita en delicadeza y modales, fíjense sino en esos autoconvocados



Yo soy el Doctorcito, lo que tengo en la cabeza es algo pulcro, aséptico diría. Alta tecnología, nada de aceite y grasa, señores, menos de olor a cuero



Ah, y no me olvido de los amigos, el accidentado prefirió una cadena de concesionarias. Ahora va de reunión en reunión de empresarios exigiendo se solucione la cuestión de la inseguridad. Cuando nos cruzamos le digo, che, fijate lo que son las cosas, ahora las motos te las roban a vos. Mucho no le gusta. Su sentido del humor es pésimo.
Carlos Echegoy