Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

sábado, 10 de octubre de 2015

VICTORIA PARA SIEMPRE Y SIEMPRE



REY DE REYES



A Ernesto CHE Guevara




RESPLANDOR DE LOS TIGRES



Me llevase a cielo abierto

un fulgor dorado una sola calavera sola

entre todos los jardines me matara

la impiedad junto a las grandes dalias

feroces, caminantes



jardines de crueldad

jardines de muerte con hojas amarillas

jardines de fuego



me llevase misteriosamente un ave

entre todas misteriosa

un plumaje encendido entre palabras

de amor

de locura y de muerte



una canción me llevase, un tigre

de obstinada belleza, intacta, fúnebre



un gesto soberbio, una blasfemia augusta

un no solemne un sí irrevocable



una razón cualquiera por la que un hombre

deba morir







JÚBILO Y FUEGO



De esta cólera

del camino sangriento de la garra

de un dios del mediodía de su afilada

ternura de su soberbia sombra

roja

del valiente amor

de un guerrero a la medida de un vasto

desierto de horror

y de silencio

escucha el crujido de su alada

y deslumbrante forma

la secreta música del dolor

en carne propia

la magnífica palabra la arrogancia la locura

la dicha la inteligencia la alegría

humanas

un futuro de júbilo y de fuego

una promesa

una verdadera promesa





INTERIORES DORADOS



Teje en los labios

una prematura bestia

un pulso de gloria que golpee

en los llameantes bordes

de la carne como una campana

de oro

tendido en el terroso mar del alba

desnudo como nunca estuvo

animal alguno en la afilada proa

de ese instante poderoso

del nacimiento y la muerte

otra vez creado e inerme

cada hueso tuyo nuevamente trabajado

en la rosa de los abismos

encendidos

un hombre en verdad irrepetible

un dios hecho a imagen

y semejanza de su desafío

y su victoria





HASTA LA VICTORIA SIEMPRE



Cuando

entre los fuegos del día

y el mosto negro y profundo

de la noche calva y sangrienta

cabalmente entre la espada

y la pared de púas soberanas

renueves a la luz del primer

relámpago dorado la pregunta

y en la cabeza bruñida de un viejo

y enmohecido bronce se estremezca en mí

dos veces el ave de la soledad

y la razón

cuando al fin abriendo

los flancos de mi torturado

corazón me dejes escuchar

tu alada verdad

victoriosa para siempre y siempre

de la sombría lengua de ese desierto

de bífidas cizañas



inocente hermano mío

hasta el fin de los días precoces

y altos bajo una lluvia de relámpagos

vive en mí otra vez esa inocencia

de rojo felino y asesino de serpientes
                                                             Carlos Echegoy Z.