Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

domingo, 14 de febrero de 2021

UN LIBRO EN CAMINO

 VAN A VOLVER
    El cuerpo largo y la cara huesuda del Tano Sandrigo se acomodaron lento en la silleta, una vida tranquila, el amor a los hijos y a la eterna compañera, deberían ser suficientes para encarar una vejez serena, pero algo le anda faltando, hay que sacar todo afuera, hay que cerrar una etapa de la historia.
    Mañana viaja a la capital, mañana lo dice todo, hasta lo más doloroso, sabe que no va a estar solo, todos los compañeros estarán ahí.
    Hoy se levantó temprano, se preparó el mate y se sentó en la vereda. A cierta edad las horas de sueño son pocas y los recuerdos son muchos, pero hoy, a destiempo como fantasmas que escupen a borbotones, intrépidos y sin permisos los pensamientos se clavaron en aquel martes 19 de octubre de 1.976.
Aquel día ingresó 15 minutos antes al frigorífico, lo primero que notó, aquel mediodía, fue los Falcón verdes sin patente, estacionado sobre la calle; luego, vio a dos individuos desconocidos y a varios policías en la oficina de personal. Con una extraña sensación en el estómago, rápido pero alerta, se dirigió a su puesto de trabajo y a los pocos minutos escucha el grito del encargado:
-- Sandrigo, vaya a la oficina de personal, lo busca la policía, está autorizado a retirarse.
    El trecho hasta la oficina se hizo eterno y no pudo pensar nada con claridad. Sin mediar palabras lo detuvieron, lo llevaron a la jefatura de policía y lo tiraron en un calabozo junto a otros detenidos. La golpiza y los insultos no pararon hasta la noche, cuando entro un oficial y les dijo:
-- Acá tienen un balde de agua y un peine, a ver si las nenas se ponen lindas por que las vamos a llevar de paseo a Santa Fe.
    Cuando los sacaron, lo primero que vio fue el colectivo de la Base Aérea, pero lo que más le llamo la atención, fue el tipo elegante parado en la puerta que les decía:
--“Vayan tranquilos, que si no tienen nada que ver van a volver de nuevo”.
    El Tano Sandrigo, obrero del Frigorífico y militante del Sindicato de la Carne, pensó que ese individuo debía ser alguien de mucha jerarquía; un compañero de detención se encargó de aclararle que ese era el Capitán Sambuelli.
Después de pasar por la Guardia de Infantería de Santa Fe, los penales de Coronda, La Plata y Caseros; el 17 de Noviembre de 1.981, luego de cinco años de padecimiento, el Tano Sandrigo con cien años en su espalda y mil cicatrices en su cuerpo, es dejado en libertad.
    No fueron fáciles los días por venir, nunca recuperó su trabajo en el frigorífico, lo que lo obligó a trabajar en la Construcción. Dos años después de su liberación se encontraba trabajando para una empresa constructora en la Base Aérea, cuando se presenta el Oficial de servicio, quien lo mira fijo y se retira apresurado: Era el mismo individuo que aquel 19 de Octubre de 1.976, en la entrada de la jefatura de policía les decía, vayan tranquilos: El Capitán Sambuelli.
MARCELO VILLÁN, de su libro pronto a aparecer 
“20 utopías y una razón de vivir”
Diciembre 2008: EDEN SANDRIGO (anteojos), frente Comisaría 4ta. Santa Fe