Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

miércoles, 17 de octubre de 2012

POR EL CORREO TEMPRANO



Mandaron una carta:

Querida Milagro,  compañeras y compañeros de la Organización Tupac Amaru:
  Es un honor para mí dirigirme a Uds. para saludar y celebrar un nuevo aniversario de esta creciente, pujante y solidaria organización.
Agradezco infinitamente la invitación que me cursaron para estar presente en este día de festejo y alegría junto a Uds. Lamentablemente, compromisos y responsabilidades previamente asumidas, me impiden estar físicamente en esa hermosa provincia, pero den por seguro que, pese a la distancia del espacio, mi alegría, admiración y sentimiento los acompaña.
No puede ser de otra manera, porque al regresar la vista atrás y ver el lugar y las condiciones de partida en las que se generó esta organización, y ver lo que es hoy, ver los logros obtenidos en función de la lucha, la organización, la unidad, la cooperación y solidaridad y la coherencia, que saludarlos fervorosamente.
Los últimos años del siglo pasado, no fueron fáciles  para este país y para nuestro pueblo. La pobreza, el desempleo, la ausencia del estado, la ruptura de las relaciones sociales horizontales de simpatía y de intermediación, la represión a toda voz de reclamo, en suma la exclusión social, se hizo más patente que nunca como consecuencia de las políticas neoliberales implementadas en el mundo en general, con las particularidades folclóricas de nuestro caso argentino. Muchos vislumbraban y afirmaban el fin de la historia.
En ese contexto surgieron distintas organizaciones sociales – entre ellas la Túpac Amaru- conformadas por aquellos que ante la necesidad extrema no estaban dispuestos a dejarse arrastrar sin resistir, sin pelear, sin luchar. Lucha que en definitiva implicó una defensa de los derechos, de la dignidad y de la vida.
Así se inició la lucha, la resistencia. Sin embargo, el camino recorrido por estas organizaciones en el tiempo no siguió siempre la misma línea. Luego de una de las crisis institucionales más severas que sufrió nuestro país, La Túpac Amaru y otras expresiones, sin disminuir la lucha por los derechos, paso activamente, a conformar una organización cooperativa y solidaria para transformar la realidad del pueblo de Jujuy. Esto sin abandonar ni resignar el reclamo legítimo de sus derechos. De esta forma, La Túpac Amaru dio un paso fundamental, se integró a un camino político. No partidario, pero político al fin.
 Apostó a la política y a la organización, participando activamente desde su lugar para transformar la realidad.
Esa apuesta sembrada y trabajada dio frutos. La voluntad transformadora ha hecho posible entre otros logros que me han informado: 70.000 afiliados  en Jujuy y casi 150.000 en el país;  6.000 viviendas construidas y 1.500 en construcción; más de 4.000 puestos de trabajo creados en forma directa, cooperativas textiles, metalúrgicas, fábricas de caños, muebles, bloques y estructuras; escuelas de todos los niveles desde el inicial al terciario, centros de salud, ambulancias, centros de rehabilitación para niños y adolescentes, emprendimientos culturales, polideportivos, en fin toda la construcción de una red de contención, inclusión y avance social comunitario.
Podría seguir extendiéndome en la enumeración de logros, pero creo que esta breve reseña, por sí sola basta para dar cuenta del fenómeno generado.
En definitiva, y más allá de las palabras, la única verdad es la realidad, y esta realidad es bien distinta a aquella en la que se encontraba la comunidad jujeña hace 13 años, siendo La Túpac Amaru una actora fundamental en esta transformación, utilizando los recursos estatales, con buena gestión, organización y cooperación comunitaria.
Así, luego de describir estos logros y advertir la coherencia con fueron llevados  a cabo, el espíritu y la voluntad de seguir este camino, no puedo más que emocionarme, celebrar y festejar lo conseguido, como así también seguir demandando lo que falta,  porque me han convencido con su historia  que de la mano de la organización popular es posible.
Felicitaciones Milagro, felicitaciones compañeras y compañeros, a continuar trabajando por más para realizar lo imposible. Un fuerte abrazo y a seguir caminando!
                                                                                            E. Raúl Zaffaroni
                                                      (Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación)