Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

lunes, 3 de agosto de 2020

EL CRIMEN QUE NO FUE PERFECTO

Rosalía Jara

FINAL DE CUENTAS

Todo lo que hacía presumir en el caso Rosalía Jara se ha cumplido tras la instancia de debate durante varios días. En el día de la fecha en los Tribunales de la policial ciudad de Vera el acusado docente Juan Valdez fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de esta muchacha joven y de condición humilde. Esta sentencia por parte de tres jueces repara en parte la memoria de la vida de la jovencita (con mucha ausencia del Estado) y reivindica a los que en su propio pueblo Fortín Olmos se animaron y sostuvieron la lucha por JUSTICIA PARA ROSALÍA. Muchas veces en soledad e incertidumbre.

De la misma manera es una reivindicación para los colectivos de mujeres que empujaron y empujaron para que el carruaje de la VERDAD no se detenga o se desvíe. Alentando para que los acusadores (fiscal y querellantes) no le erren ni un centímetro.

Vendrá la apelación del defensor del condenado Valdez en la instancia superior y allí se verá si los pasos técnicos fueron precisos y acorde a los procedimientos de la ley. Confiamos que sí. Lo dirá la Corte. Y hablamos de esto ya que en dos hechos públicos del pasado se retrocedió y el agua entro por la ventana. El primero en el caso Carmen M. Encina de Villa Ocampo, cuyos asesinos fueron liberados por mal procedimiento en las actuaciones. El segundo fue el del triple crimen de los pescadores en Reconquista donde un imputado fue liberado por vericuetos legales. Aunque aquí la cosa es distinta: la presión social es muy fuerte, la conciencia de la mujer en la región se solidifica día a día y Valdez era indefendible por su relación repudiable y por todo lo ocurrido tras el asesinato de Rosalía. Aun así, en nuestra Justicia hasta que un fallo no tenga luz, se duerme con un solo ojo.

FINAL DE CUENTAS. Una imagen x mil palabras: VALDEZ esposado y en el patrullero, mirando su destino de rejas y encierro (Foto: Mabel Fernández)

Interrogantes

Valdez en su defensa hizo una “fuga hacia adelante” acusando a la Policía y a la Justicia. Él sabía que su destino estaba definido. Ahora… ¿Rompió un pacto de silencio?... ¿se abrirá una investigación sobre la actuación policial en Fortín Olmos durante toda la etapa pre y post a la desaparición de Rosalía? ¿Por qué el entonces jefe policial de la Comisaría III (Unidad Regional XIX) fue ascendido en la responsabilidad de inspector de comisarías del norte del Departamento Vera, sin estudiar la conducción regional-provincial su sospechosa actuación en aquellos días?. Es el mismo oficial (Ivan Barrientos) que tiempo después será apresado acusado de trabajar con la quiniela clandestina, en Reconquista.

¿Estuvo solo Valdez la noche del asesinato?... 

Cabe acotar que éste conocía la zona de El Bonete, donde arrojó el cuerpo de la infortunada en una fría noche, ya que hizo reemplazos allí como docente en el Km 50. Como todo habitante de esa zona, conoce los caminos secundarios, por el Km 70.800, etc. que desembocan en la ruta nacional 98.

¿Hubo otros uniformados, además de los nombrados en las audiencias, que le dieron una mano para encubrir el crimen?

¿Qué otras actividades relacionaban a policías con Valdez en Fortín Olmos?

"No le tengo miedo a la Policía" desafió. ¿Y qué es eso de “complicidad de la Justicia” que tiró sobre la mesa del Tribunal el victimario de Rosalía?. En momentos que el caso de dos fiscales en Rosario escandalizan la credibilidad del Poder Judicial en el sur provincial.

Descifrar estos interrogantes que se plantean será una buena oportunidad de advertir a otros servidores públicos que los pies no se sacan fuera del plato de la ley con sucias complicidades. Y de tranquilizar la conciencia-confianza ciudadana, fundamentalmente en la Cuña Boscosa, conmocionada en estos tres años por una muchachita asesinada y su hija atravesada por una brutal ausencia materna después del crimen.

Ojalá podamos seguir creyendo, aún ante la repetición de otras crueldades de género, en que este tipo de hechos --hijos de prácticas culturales que cuestan erradicar--, se acaben para avanzar en el respeto a la dignidad humana.

Rosalía Jara, una historia como las de muchas
(foto: red social Facebook)