Memoria, Verdad y Justicia en el Norte Santafesino

sábado, 14 de mayo de 2011

Margarita Belén

DOS RELATOS DE AQUELLOS BELLOS Y TRAGICOS AÑOS DE LA DECADA DE LOS 70

LA CUMPA PELUSA...

Con Pelusa, compañera encargada del plan de alfabetización nacional, recorrimos todos los obrajes de la zona. En los lugares más escondidos del monte había gente que aprendía a leer, adultos que se alfabetizaban según el método de Paulo Freire., con la palabra nucleo: hacha. Ella necesitaba visitar todos los alfabetizadores, controlar el funcionamiento de todos los grupos y llevarles materiales nuevos.
Le ponía ganas, generaba entusiasmo.
Isabel organizaba talleres de organización familiar y yo tomaba mate y charlaba de bueyes perdidos o miraba algún animal enfermo.
Así fui conociendo el monte y todos sus caminos, todos los obrajes y muchísima gente, lo que nos resultó muy útil cuando debimos colaborar para las afiliaciones a FATRE.
Con Marta discutían sobre nuevas propuestas de trabajo, pues conocía el método, había trabajado en alfabetización, con el compañero Lescano, asesinado por las tres A, en un barrio de Rosario, yo solo seguía las charlas de ojito, interesándome pero sin participar.

Pelusa era Emma Beatriz Cabral, la compañera del “Corto - Martín” Reinaldo Zapata, los dos compañeros de Reconquista, los dos asesinados alevosamente en Margarita Belén, junto con Alcides, el compañero de Isabel y el Indio Cuevas, de Reconquista también, preso en Resistencia en el pabellón tres aunque por muy poco tiempo.

Fueron salvajemente torturados y luego masacrados a la orilla del camino. Fue el trece de diciembre de 1976.

Yo estaba preso en Resistencia desde un año atrás. Cuando llega al penal el Indio Cuevas, a quién conocía de Reconquista. Él me reconoce durante un recreo, mirando por la ventana, me cita como referente y cuenta que había sido torturado en la Liguria y que también estaban detenidos allí, muy torturados, el Corto y Alcides.


El doce de diciembre, un domingo, sacaron a siete compañeros de la cárcel, diciéndoles que serían trasladados, dos del pabellón uno: Salas y Parodi; dos del pabellón dos: Tierno y Barcos; uno del tres: el Indio Cuevas y dos del cuatro donde yo estaba: El “Carau” Duarte y Fransen. Todos compañeros peronistas detenidos en la zona.

Al otro día escuchamos por radio, con la Tonomac dos océanos del carau, con onda corta, que cuando los siete compañeros eran trasladados hacia Formosa, cerca de la localidad de Margarita Belén, a unos 35 Km. De Resistencia, fueron interceptados y atacados por un grupo guerrillero que pretendía liberarlos. Que tras un fuerte combate murieron todos los “delincuentes terroristas presos” que eran trasladados y cinco de los atacantes. En total trece.

Después, al investigarlo, la cifra de los asesinados allí se elevará a veintidós. Y algunos hablan de 29 y 30 compañeros asesinados.
Entre los guerrilleros atacantes dieron el nombre de Reinaldo Zapata, que el Indio avisara que estaba detenido-desaparecido en La Liguria (Regimiento 7 de infantería de La Liguria en Resistencia).

No fue difícil imaginarlo, simularon un combate cuando en realidad fue un fusilamiento de presos legalizados e ilegales (desaparecidos). Tiempo después sabríamos que antes de fusilarlos, fueron torturados salvajemente en La Liguria primero y luego en coordinación Federal de Resistencia, en pleno centro de la ciudad, enfrente de la plaza principal.

Aunque siempre sospechamos que Alcides había sido asesinado en esa oportunidad, pues sabíamos que había sido detenido pocos días antes y visto en la Liguria, recién en Noviembre de 2007, treinta y un año después, reconocieron el cadáver del gringo entre los enterrados ese día en el cementerio de Resistencia.
Fuimos el trece de diciembre, aniversario de la masacre, a un acto (se realiza anualmente) en el mismo lugar, al costado de la ruta, con Isabel y unos cuantos compañeros del norte de Santa Fe, de las Ligas, ha rendirle homenaje al querido Gringo Alcides, a Pelusa, el Corto, el Indio Cuevas y el resto de los compañeros.

Isabel no fue detenida, pero realmente la pasó feo y muy duro. Estaban en Formosa cuando el secuestro de Alcides, su compañero y quedó sola con su pequeño hijo. Viajó hasta Las Mercedes y le entregó a sus padres al pequeño Pablito.
Su seguridad era muy débil, o si quieren, su inseguridad era muy grande y no podía comprometer a nadie.
Sabe que algunos compañeros de las Ligas se han largado al monte, que están viviendo en el monte y ella también busca la seguridad de la naturaleza. Visita a su hijo con cierta regularidad, pero siempre de noche y solo un rato. Siempre a pie y dando enormes rodeos por seguridad. Asegurándose siempre de que no estuviera gente del ejército esperándola en la casa o apostados en la zona.

A veces está sola, a veces junto al resto de compañeros del monte. Comen lo que cazan o recolectan y lo que les alcanza la solidaridad campesina que vence al miedo. Duermen bajo un bendito (medio techo ) de ramas o un nailon si llueve. Muchas veces compartiendo el lugar con una "Yara" que también adora al rayo de sol que hace la diferencia en invierno.

Casi dos años pasa así, hasta que una pariente que es monja le consigue un trabajo, como mucama en una casa de familia en Buenos Aires y allá vá. Al poco tiempo se hace traer al Pablito y recomienza, lentamente (y Dios sabe cuán duro) una nueva vida.

(El envío recibido no tiene autor)