RUBEN
la noticia de tu muerte me tomó desprevenido, aunque no debiese: todos estamos al límite, gordo, y debiésemos estar prevenidos, pero nunca lo estamos, aunque sabemos que la muerte sucederá mañana o pasado, más pronto que tarde, ya ni siquiera importa
de modo que lo tuyo me pareció bueno, y sólo por conveniencia, sólo para los otros, entiendo pudiste cuidarte más. Me contaron vomitabas sangre y no querías ir al hospital. Estoy con vos, gordo. Para qué? Un día más o menos no hace la diferencia
la diferencia la hizo, hace demasiado tiempo, tu compromiso
que ahora es aún más nuestro
si yo te recuerdo es alto y calmo, gigantesco, vestido con ese mameluco
azul, impregnado de grasa
así como tus dedos
así como tu alma
y aunque todo en mí se parta esta tarde como herido por un rayo
no voy a llorar
no quiero
hasta la victoria, siempre
hasta la vida, siempre
villalba rubén
hermano, compañero