Circuito
clandestino
Probado en un
juicio histórico
La
sentencia del Tribunal Oral de Santa Fe que condenó a los dos represores Omar
Noce y Juan Antonio Mulasano a ocho años de prisión por "privación ilegal
de la libertad" y "tormentos" a 15 militantes políticos, entre
ellos el ex intendente de Vera Juan Giordano y el líder de la Ligas Agrarias
Eduardo Sartor es histórica. "Quedó debidamente acreditado en el juicio la
existencia de un circuito clandestino de represión secuestros y torturas en el
norte de la provincia" que operaba en la III Brigada Aérea, la Jefatura de
Policía de Reconquista y el cuartel de la Guardia Rural Los Pumas en Santa
Felicia, cerca de Vera, dice el fallo en sus fundamentos que se conocieron el
viernes. Reveló que esa trama "se vincula directamente" con el
"circuito clandestino de la represión ilegal de Santa Fe" que se
logró probar en el juicio de 2009 al ex juez Víctor Brusa y otros genocidas. Y
que ambos formaban "parte del plan sistemático" del terrorismo de
Estado que se aplicó en el centro norte de Santa Fe, en "la órbita del Area
212" al mando del Ejército.
Ex intendente de Vera, Profesor Juan Giordano |
Noce
se desempeñó hasta 1979 como "ayudante" del jefe de Los Pumas, una
especie de "secretario" y "guardaespaldas", según los
testigos. Mientras que Mulasano era un cuadro de Inteligencia que en el debate
llamó "enemigos subversivos" a sus víctimas y denunciantes. En el
alegato, el fiscal Martín Suárez Faisal ya había marcado el "compromiso
ideológico" de ambos con la represión. Pero ahora también lo dice la
sentencia, que subraya la "clara voluntad" de Noce y Mulasano de
"participar activamente en el terrorismo de estado". "No todos
los agentes de las fuerzas de seguridad participaron en la represión ilegal,
sino que ha quedado probado en los juicios que siempre se trataba de un selecto
grupo", al que se llamaba "patota", agregó.
(Juan Carlos Tizziani- Rosario12)
Caso 4: Eduardo
Sartor, fallecido:
"Compareció a la audiencia de debate su hijo José Luis
Sartor. En la oportunidad puso de manifiesto que su padre fue secuestrado en el
mes de febrero de l977 en su casa, aclarando que unos tres meses antes de ese
hecho les habían efectuado un allanamiento en el que estaban buscando a un
hermano de su papa de nombre Jorge Sartor y dos meses después, en febrero lo
fueron a buscar a la casa donde vivía su padre en el campo. A su tío lo
buscaban por su militancia política y a su padre también, ambos pertenecían a
las ligas agrarias, integradas dentro del partido justicialista.
Al
momento de los hechos, es decir en el mes de febrero de 1977, el tenía once
años; recordó que fue por la noche, lo despertaron unos golpes y en esa época
no había luz eléctrica, que pudo ver reflejos de linternas, llamó a su madre
preguntando qué pasaba y en ese momento aparecieron tres personas en la puerta
de la habitación armados y llevaban gorros negros. Escuchó a su madre queriendo
darle un bolso con ropa a su padre pero le decían que no era necesario porque
enseguida volvería. Ese día no pudo identificar a quienes fueron a su casa y en
el allanamiento ocurrido dos meses antes tampoco pudo hacerlo. Lo que sí pudo
advertir en el allanamiento anterior que se realizó en horario diurno, era que
los uniformes que vestían quienes efectuaron el procedimiento eran unos de
color verde y otro de color caqui, pero no pudo identificar a que fuerza
pertenecían.
Continuó
relatando que pudo saber por referencias de una tía cuyo domicilio también
había sido allanado tiempo antes, que el personal interviniente se identificó y
que uno de ellos era Mulasano. Aclaró que esa tía se llamaba Dora Sartor y lo
conocía a Mulasano porque el se presentó como tal, que la misma vivía en el
Paraje Los Lapachos, a unos dos kilómetros y medio del lugar donde luego ellos
vivieron y que antes del mes de marzo del año l976 en la vivienda que ocupaban
en la ciudad de Avellaneda, padecieron dos allanamientos. Agregó que de la
localidad de los Lapachos a Lanteri hay doce o quince kilómetros, su tía le
refirió que la familia de Mulasano provenía de dicho lugar, es decir de
Lanteri.
Continuó
su relato en relación a la detención de su padre, indicando que pudo saber que
lo llevaron caminando unos quinientos metros, sin esposas pero que cuando
llegaron al camino lo esposaron y encapucharon. El contaba que estuvieron dando
vueltas y fueron a otro lugar que el suponía que era la jefatura de policía de
la URIX de Reconquista, donde si bien fue maltratado no tuvo esto relación en
cuanto a la magnitud con lo que padeció después en otro lugar, donde fue
torturado salvajemente mediante la aplicación de corriente eléctrica, golpeado
a diario durante dos o tres semanas y con motivo de ello casi perdió una
pierna. Que por dichos de su madre supo que los que actuaron en tales hechos
era personal policial y militar y su madre tuvo noticias de su padre recién
cuando éste llegó al Penal de Coronda.
En
la continuidad de su deposición, indicó que su padre de la jefatura fue
trasladado a la base aérea donde también fue torturado, pero en ese momento no
supieron que estaba ahí. De Coronda pasó al penal de Caseros y fue liberado en
octubre de l981 desde la cárcel de La Plata, donde salió muy quebrado, con una
especie de falta de fuerza vital y durante seis meses tuvo que presentarse dos
veces por semana a la jefatura de policía a firmar; era una especie de libertad
vigilada, que con el tiempo se fue espaciando, pero igual no se podía ausentar
de la ciudad sin solicitar autorización. Aclaró que su padre estuvo detenido
junto con compañeros de las Ligas Agrarias, con gente de Santa Fe y
Reconquista.
Relató
además que su madre siempre mencionaba a Sambuelli, pero su padre no pudo
identificar a nadie de los que lo llevaron, pero su madre quien era la que
buscaba datos y nombres, siempre mencionaba el de Mulasano.
un
suceso que le ocurrió a el mismo en el año l980 cuando lo operaron en el
hospital y al lado de su cama estaba internado y esposado a la cama un muchacho
de unos veinticinco años quien le dijo que lo habían operado porque un tal
Mulasano le había despegado las paredes del estómago a golpes y por esta misma
persona pudo saber que Mulasano era policía y los hechos relatados en el
hospital habían transcurrido en jefatura.
En
igual sentido depuso durante el debate la hija, Liliana Sartor, quien efectuó
un relato coincidente con su hermano, haciendo incapié en reiteradas
oportunidades durante su declaración que el nombre de Mulasano siempre era
mencionado en su casa y que esto inspiraba miedo".
(del texto de los fundamentos, págs. 78 a 82)
(del texto de los fundamentos, págs. 78 a 82)