El joven que dibujó su propio martirio
Viso
declaró en la penúltima audiencia en un juicio a siete represores que -entre
otros hechos- reconstruye la persecución a la UES, el brazo secundario del
peronismo. Uno de los militantes más chicos, Víctor Astesiano, que tenía 15
años, contó cómo la patota lo secuestró adentro de su propia escuela, que era
la Nacional de Comercio Domingo Silva, el 16 de julio de 1976. En la primera
hora de clase, un preceptor le dijo que la directora Beatriz Arguelles quería
hablar con él y cuando llegó al despacho, dos represores lo encapucharon y se
lo llevaron. Arguelles nunca le avisó a su familia.
Ese
mismo 16 de julio, pero a la tarde, el grupo de tareas asaltó la casa de otra
militante, María de los Milagros Almirón, que era una niña de 14 años y la
secuestró a ella y a su mamá, María Rosa Sedrán de Almirón. Siguieron otras
caídas, como la de Viviana Cazoll, de 16, ex novia de Viso. El 30 de julio,
detienen a Patricia Isasa, también de 16 años, en el departamento de sus
padres. Y el 24 de agosto, a Edmundo Saade (17), quien reveló una pista: dijo
que lo secuestró el Ejército y en sus traslados identificó a dos represores del
Destacamento de Inteligencia 122: el coronel Héctor Melitón Martínez, que está
imputado en el juicio y el ex policía Héctor Romeo "Pollo" Colombini,
ya fallecido, que era "agregado" en el 122.
A
pedido del fiscal Suárez Faisal, Viso entregó a los jueces 24 dibujos del
martirio que después se proyectaron en la sala de audiencias. Es que Raúl no
sólo superó la caída del '76, también un
ACV en 2005, que le dejó "secuelas en el lado derecho y en el habla",
dice el dictamen de la psicóloga Silvina Carmona y del médico psiquiatra Oscar
Pellegrini del Programa de Protección a Testigos que convalidó el
"testimonio gráfico particular", como lo llamaron.
"Miraba
cómo el águila (de un cartel de la época) se iba al cielo, mientras yo
caía", escribió en su cuadro.
Hasta
ahora, los dibujos eran una manera de relatar los juicios de lesa humanidad,
ante la imposibilidad de filmar o fotografiar las audiencias. El mismo Viso
ilustró el diario del juicio de los presos de Coronda. Pero ahora, también
dibujó su paso por los centros clandestinos. "Un testimonio muy valiente
que nos ilustró con dibujos, y literalmente nos ilustró, como se tiró del
primer piso de la Comisaría 1ª para escapar de la tortura", dijo Suárez
Faisal en su alegato.
Los
cuadros se acompañaron con un texto que "yo elaboré", dijo Viso.
"Son mis palabras". La secuencia siguió con los tormentos de la
Comisaría 1ª, a él y a dos compañeros. "Hace mucho ruido una cabeza contra
la pared". Viso no pudo ver a sus torturadores porque lo golpeaban desde
atrás. Lo interrogaban sobre su militancia y sus compañeros. "Aún hoy me
cuesta recordar nombres y direcciones", relató.
Lo
habían esposado por la espalda y en un descuido de sus captores pudo
"llevar las manos adelante" y levantarse la "capucha".
Estaba en la planta alta, abrió la ventana, se paró en el dintel y saltó al
vacío. Había cables abajo, pero los esquivó. "Un salto de
paracaidista", sin paracaídas -ironizó. "Caí en la vereda", le
explicó al fiscal. "Me desmayé" y cuando se recuperó estaba rodeado
por policías. "Me dolía todo", las esposas se le habían incrustado en
la cara y tenía fracturas múltiples que le costaron tres meses de internación.
"Al fin, lloré".
Juan Carlos Tizziani- Rosario 12